El amplio triunfo de Javier Milei implicará una reconfiguración del sistema político. Habrá un nuevo oficialismo que consolidará, como siempre ocurre, en torno a la figura del Presidente.
Pero Milei no tiene los recursos necesarios para gobernar. Le faltarán funcionarios con experiencia y no tendrá la cantidad de legisladores suficientes en ninguna de las cámaras como para impulsar su agenda.
Allí será clave el papel de Maurico Macri y el PRO para proveer esos recursos. El grado de influencia del expresidente en la nueva coalición oficialista será uno de los temas que concentrará el análisis político en los tiempos por venir.
Claro que eso implica el fin de Juntos por el Cambio tal cual lo conocimos hasta ahora.
Una parte, el grueso del PRO, será oficialista y la gran mayoría de la UCR será, en principio, opositora. Milei, en ese contexto, no contaría con el apoyo de la totalidad de los legisladores de JxC que le permitirían tener quórum propio si se suman los de La Libertad Avanza.
- En el caso de la UCR la situación es muy compleja porque, si bien el partido incrementó su presencia territorial, en estas elecciones demostró la falta de una línea política coherente. Así, este domingo hubo algunos radicales que votaron en blanco, otros lo hicieron por Milei y otros por Massa.
Es decir, tuvieron presencia en las tres variantes electorales. La búsqueda de liderazgos y la definición de su relación con el PRO son los desafíos del radicalismo en el tiempo por venir.
Finalmente, el oficialismo tiene varias definiciones por delante luego de la fuerte derrota sufrida.
- Sin lugar a dudas, pensando a futuro hay una figura que sobresale: Axel Kicillof. Gobernará la provincia más importante del país y en los últimos tiempos logró establecer buenas relaciones con los distintos sectores del peronismo.
El kirchnerismo difícilmente vuelva a tener un papel tan preponderante como en el pasado, pero de todas formas será el sector más relevante de la oposición dura.