El 2 de mayo en París, tras 8 años desde que la administración del Presidente Macri anunciara su intención de ingresar a la OCDE, Argentina recibirá la hoja de ruta para iniciar el proceso de acceso a la conocida "casa de las buenas prácticas". Este proceso nos ofrece una oportunidad para que el país avance hacia el proceso de reformas que tanto necesita. Su éxito dependerá de un liderazgo que articule a la política, a los empresarios, los trabajadores, la sociedad civil y la justicia. Este mayo Argentina tiene la oportunidad de iniciar, no un proceso revolucionario como fue de mayo 1810, sino uno de reformas.
Nacida para la implementación del Plan Marshall para reconstruir Europa tras la segunda guerra mundial, la OCDE reúne a 38 países que originan el 75% de la inversión y el 60% del comercio global. Federales o unitarios, monarquías constitucionales o repúblicas, los países de la OCDE comparten los valores del respeto a la libertad y la democracia, la promoción y vigencia de los derechos humanos, y las economías de mercado. La OCDE proporciona a los gobiernos datos, análisis y asesoramiento. Guiados por un espíritu de reforma permanente, los países miembros usan estos insumos para cooperar y compartir experiencias de políticas públicas basadas en evidencia.
Ser miembro de la OCDE implica participar en la definición de una agenda que tiene efectos directos en la vida diaria de nuestros ciudadanos. Las pruebas PISA en nuestras escuelas, las normas financieras que rigen el funcionamiento de bancos, y los principios de gobierno corporativo en los directorios de las empresas son algunos ejemplos. Ser país OCDE implica estar en la mesa donde se negocian y definen estos estándares globales. Caso contrario, uno es parte del menú y simplemente debe cumplirlos. La OCDE, que se inició como una organización de tinte europeo, tiene alcance e impacto global. Por ello, países como Argentina, Brasil y Perú e Indonesia y Vietnam quieren ser miembros de esta organización que tiene cupos limitados hasta los 50 miembros.
Para la Argentina acercarse a la OCDE no es solo una manera de señalar un rumbo, si no también una herramienta estratégica que apuntale las tan necesarias reformas que necesita para salir del estancamiento. Así lo hizo Corea del Sur en los noventa en el conjunto de reformas que le permitió incrementar su PBI per cápita un 230%, ser la 12va economía del mundo y el sexto mayor exportador.
De la mano de la OCDE, entre 2016-2019, Argentina aprobó reformas tales como un nuevo marco de Defensa de la Competencia, la Ley de Responsabilidad Penal Empresaria y la reconstrucción del Sistema Estadístico Nacional con el fortalecimiento del INDEC. Asimismo, fortaleció sus capacidades estatales al dar el puntapié para contar con mejores herramientas regulatorias para entender cuándo regular y cuándo no. Este trabajo permitió identificar regulaciones que restringían la competencia y que de ser eliminadas podían significar un impacto de 3.8% del PBI per cápita en diez años.
Por delante, en el marco del acceso se vendrán mayores desafíos. Estos procesos son largos, duros y complejos. A Colombia, el último país latinoamericano en ser miembro OCDE, le llevó 8 años. Argentina será evaluada y recibirá recomendaciones por 26 comités técnicos por representantes de los países OCDE que deberán ser implementadas.
Algunas implicarán limitaciones al poder político. Deberán eliminarse de todos los directorios de las empresas públicas a sus ministros, apostando a la profesionalización e implementación de buenas prácticas de gobierno corporativo. No podrán emitirse Decretos sorpresa de un día para el otro. Previo a ello esos proyectos deberán estar sujetos a comentarios que garanticen la participación de aquellas partes interesadas, dando mayor certeza al accionar de la administración pública.
En materia económica, Argentina deberá levantar el cepo y trabajar para que haya libre movimiento de capitales. La OCDE también evaluará el estado del vínculo entre trabajadores y empleadores, como lo hiciera en el acceso de Colombia donde las recomendaciones para impulsar políticas que protejan los derechos laborales, fundamentalmente de aquellos sindicalizados, fue fundamental para que finalmente convertirse en miembro.
En el Poder Judicial deberá avanzarse en el nombramiento y cobertura de vacantes, dejando de lado el uso abusivo del régimen de subrrogancias que lejos de garantizar un servicio de justicia ágil, eficiente y transparente, dan lugar a discrecionalidad y arbitrariedades.
La sustentabilidad de este proceso estará dada por la capacidad para implementar estas reformas. Implementar reformas en nuestro país implica entender que los presidentes no controlan todos los aspectos de la dirección de las políticas. El Congreso, los gobernadores, los tribunales y el banco central se encuentran entre las instituciones que influyen en este proceso. Cuando estas instituciones trabajan juntas y se logran acuerdos, hay reformas. Por eso, para que Argentina se convierta en país miembro de la OCDE se requerirá la articulación de todos estos actores.
Es del interés de los gobernadores que la Argentina avance en este proceso ya que las inversiones que se produzcan recaerán en las provincias; de los empresarios ya que acceder a la OCDE reducirá el costo de capital lo que les permitirá financiarse a mejores tasas y ganar competitividad; y de los trabajadores, ya que este proceso traerá trabajo formalizado que permitirá mejores sus condiciones laborales. Todos deben aportar el proceso, todos son partes.
Manuel Belgrano, figura de la revolución de mayo de 1810 y creador de nuestra bandera, destacó: "Trabajé siempre para mi patria, poniendo voluntad, no incertidumbre; método no desorden; disciplina, no caos; constancia no improvisación; firmeza, no blandura; magnanimidad, no condescendencia." El acceso a OCDE es una herramienta para que iniciemos las reformas que necesitamos y honrar su legado.