A través de una serie de terminologías militares propongo reflexionar sobre la visita de la general Laura Richardson a la República Argentina, y apreciar la geopolítica global, donde nuestro país, una vez más, es protagonista de la manera menos pensada. Por último, resulta imposible dejar de pensar en otra deuda geopolítica que nos afecta: Malvinas, a propósito de cumplirse 42 años del conflicto.
¡Identifíquese! - ¿Quién nos visita?
Laura Richardson es una general del ejército de los Estados Unidos, quien actualmente se desempeña como comandante del Comando Sur de los Estados Unidos (Southcom). Nacida en Northglenn, Colorado, Richardson ha tenido una destacada carrera militar que la ha llevado a ocupar importantes roles de liderazgo en el ejército estadounidense. En su papel como comandante del Comando Sur, Laura Richardson es responsable de liderar y supervisar las operaciones militares de los Estados Unidos en América Latina y el Caribe, así como de promover los intereses estratégicos y la seguridad regional de los Estados Unidos en la región.
El Comando Sur de los Estados Unidos, también conocido como SouthCom, es uno de los comandos unificados del Departamento (para nuestra latitud, Ministerio) de Defensa de los Estados Unidos y tiene su sede en Miami, Florida. Su área de responsabilidad comprende América Central, América del Sur y el Caribe. Southcom es responsable de planificar, dirigir y ejecutar operaciones militares en la región, así como de fortalecer la cooperación militar con los países socios en temas de seguridad regional, lucha contra el narcotráfico, ayuda humanitaria y respuesta a desastres, entre otros aspectos.
¡Fuerte y claro! - El mensaje oficial estadounidense.
La presencia de una base científico-militar china en la provincia de Neuquén ha generado una creciente preocupación en Estados Unidos. Eso mismo ha manifestado la titular del Comando Sur, tanto a las autoridades locales, como a la prensa.
En primer lugar, se destaca la preocupación sobre el acceso estratégico y la movilidad que esta base podría otorgar a China en la región antártica y la pesca. Esta preocupación se basa en la percepción de que China podría utilizar la base para fortalecer su presencia en áreas consideradas estratégicas para Estados Unidos, lo que podría comprometer la movilidad estratégica de este país en la región. De igual manera podría representar una amenaza a los esfuerzos de control marítimo local, según la perspectiva estadounidense.
Además, se plantea la preocupación sobre las capacidades de seguimiento y vigilancia espacial que la base brinda al ejército chino. Se sugiere que estas capacidades podrían tener implicaciones significativas para la seguridad regional y la privacidad de las actividades en la región, lo que genera inquietudes sobre las verdaderas intenciones de China en América Latina.
Esta preocupación se enmarca en una competencia geopolítica más amplia entre Estados Unidos y China en la región. Se reconoce que la base en Neuquén es vista como un punto de conflicto en esta competencia, donde ambos países buscan fortalecer sus lazos y asegurar su influencia en América Latina. Esta competencia geopolítica agrega una capa adicional de complejidad a la situación, ya que involucra intereses políticos, económicos y estratégicos de ambos países en la región.
Por último, se hace hincapié en la necesidad de realizar investigaciones financieras y contractuales, de seguridad y defensa, para tomar medidas concretas. Tanto el gobierno argentino como el estadounidense consideran necesario investigar los contratos y actividades relacionadas con la base en Neuquén. Esta necesidad de investigación refleja la importancia de comprender y abordar los impactos y operaciones de la base, así como de tomar medidas para contrarrestar la influencia de China en la región, con contramedidas o forzando el retiro de la base.
Refuerzos en camino - La Doctrina Monroe 2.0
La Doctrina Monroe, anunciada por el presidente estadounidense James Monroe en 1823, marcó un hito en la historia de la política exterior de Estados Unidos y en las relaciones hemisféricas. Surgió en un contexto en el que las naciones latinoamericanas estaban buscando su independencia del dominio colonial europeo, mientras que las potencias europeas consideraban intervenir para restaurar el control colonial en la región. Esta política tenía como objetivo principal dos aspectos: primero, impedir la intervención europea en América Latina y, segundo, proteger la soberanía e independencia de las naciones latinoamericanas. Al declarar que cualquier intervención europea en América sería considerada una amenaza para los intereses de Estados Unidos, la Doctrina Monroe estableció un principio fundamental de la política exterior estadounidense: la no intervención europea en el hemisferio occidental. Además, la Doctrina Monroe sirvió como justificación para la expansión territorial de Estados Unidos hacia el oeste y sentó las bases para su hegemonía en el continente americano. Esto condujo a un reacomodo de poder en la región, consolidando la posición de Estados Unidos como la potencia dominante en el hemisferio occidental.
La relación entre los dichos respecto a las preocupaciones de la General Laura Richardson y la Doctrina Monroe puede ser interpretada desde una perspectiva "monroeiana" en el sentido de la defensa de los intereses estadounidenses en el hemisferio occidental. Si bien la Doctrina Monroe originalmente se centraba en evitar la intervención europea en América Latina, su espíritu de defender la esfera de influencia estadounidense en la región sigue siendo relevante en la política exterior contemporánea de Estados Unidos.
Las preocupaciones expresadas por la General Richardson y otros funcionarios estadounidenses sobre el avance de China en América Latina podrían interpretarse como una manifestación moderna de la Doctrina Monroe. En lugar de la intervención europea, el foco ahora está en la influencia creciente de una potencia no occidental en el hemisferio, lo que se percibe como una amenaza para los intereses estratégicos y la seguridad nacional de Estados Unidos. Desde esta perspectiva, la preocupación por la presencia china en América Latina se alinea con el principio subyacente de la Doctrina Monroe de mantener la primacía estadounidense en el hemisferio occidental y prevenir la influencia externa que pueda desafiar esa posición. En este sentido, los esfuerzos para contrarrestar la expansión china en la región pueden interpretarse como una extensión contemporánea de los objetivos establecidos por la Doctrina Monroe hace casi dos siglos.
¿Amigo o enemigo? - Hay presencias... y presencias.
A los Estados Unidos de Norteamérica le genera desazón (eufemismo de por medio) la presencia de un actor foráneo en el territorio argentino. Un actor extracontinental, que con sus reservadas operaciones militares no solo vulnera la integridad del propio país que la hospeda, sino que lo hace con todo el continente. Siendo los Estados Unidos el "protector" de "las Américas", resulta natural que se inquiete.
Pero... no es por la presencia del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en nuestras Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur que se acompleja, sino por la presencia de China.
En el caso de China, la preocupación de Estados Unidos puede estar relacionada con una serie de factores. En primer lugar, China representa una creciente competencia económica y geopolítica para Estados Unidos a nivel global. Su expansión económica y diplomática en América Latina puede ser vista como una amenaza para la influencia y los intereses estadounidenses en la región. Además, existe la preocupación de que la presencia china pueda socavar los estándares democráticos y los derechos humanos en países de la región, lo que podría ir en contra de los valores y objetivos de política exterior de Estados Unidos.
Por otro lado, la presencia del Reino Unido en territorio argentino, particularmente en las Islas Malvinas, ha sido históricamente motivo de tensión entre Argentina y el Reino Unido, pero no necesariamente ha generado la misma preocupación por parte de Estados Unidos. Esto puede deberse a una serie de razones, incluyendo la naturaleza de la relación entre Estados Unidos y el Reino Unido, así como la percepción de que el conflicto en las Islas Malvinas es principalmente un asunto bilateral entre Argentina y el Reino Unido, y no directamente relacionado con los intereses estratégicos de Estados Unidos.
¡Tomando la iniciativa! - ¿qué ha de hacer la argentina?
Una vez escuché a un importante diplomático de carrera argumentar que la no-continuidad de la política exterior argentina resulta ser, al final del día, "lo que la Argentina necesita". Es decir, ser pragmáticos, y "acomodarse" a cada escenario es lo mejor que un país como el nuestro (en su estado social, económico, y cultural) en vías de desarrollo, puede hacer (o permitirse). Según esa visión, la instalación de la Base china -si hubiera producido fenómenos de contraprestaciones tales que salvasen al país de una crisis manifiesta- fue justificada. Como también lo es la de tensionar ese hecho, cuando desde otra palestra se ofrece soporte igual o mayor. Es decir, colaborar con quien salve nuestro país de la crisis, es un movimiento natural y hasta prudente. Sin embargo, la definición de coste-beneficio está dada necesariamente por el plazo. ¿Cuán cara cuesta al país la base china a largo plazo? ¿Cuán cara cuesta al país la alineación con Estados Unidos a largo plazo? Y en medio de esto, ¿alguien promete algo para Malvinas? No olvidemos que Malvinas estalla en medio de la Guerra Fría, sin bando claro; solo por la irrenunciable consigna de la integridad de un territorio usurpado impunemente durante un siglo y medio.