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El fenómeno Milei: el escenario de tercios que preocupa a JxC y puede beneficiar al kirchnerismo en 2023

Hay dos coaliciones consolidadas y un tercer espacio, el de La Libertad Avanza, que crece y puede alcanzar también los 30%

Si un árbol cae en un bosque desierto, nadie lo oye. Por lo tanto, ¿no cayó ningún árbol? Es esa una reflexión que se desprende del Tratado sobre los principios del conocimiento humano del obispo Berkeley.

En el plano sociopolítico, es una buena idea para pensar la génesis de las revoluciones o las rebeliones. A veces, hay movimientos sociales y políticos que inician con pequeñas chispas. Gritan, se sacuden y hacen ruido pero, al principio, parece que nadie los escucha. Cuando empieza a caminar, toda revolución es un grito en el desierto. 

El economista Javier Milei era un grito sordo hasta no hace tanto. Su look extravagante y el énfasis desmesurado para argumentar sus ideas resultaban hilarantes en los sets televisivos. 

Al principio, gritaba pero no hacía ruido. A lo sumo, algún rebote en el microclima algorítmico de las redes sociales. 

En la arena política, hasta entrado el 2019 no había señales de ruido alguno en relación con la figura del libertario. 

En 2021 todo cambió. 

Este fenómeno outsider escaló en la opinión pública y comenzó a picar fuerte en los sondeos. Lo entusiasmaron para ser candidato. Milei seguía gritando sus “ideas de la libertad”. A nivel nacional, el país hablaba de la grieta como algo irrefutable. Hasta que se conocieron los resultados de las Legislativas y se conoció el sorpresivo 17% de Milei en la Ciudad de Buenos Aires. 

Un grito en el desierto se convirtió en un grito en el Congreso Nacional. Y ese grito se extendió a las legislaturas provinciales y a los concejos deliberantes. “Milei llegó para quedarse”, asegura un consultor cercano al Frente de Todos. En el Gobierno no sólo lo saben sino que analizan y entienden que el panorama los puede beneficiar. 

Los tres tercios

La última elección que en Argentina hubo un esquema de tres tercios fue en las generales del 2015. Daniel Scioli y Mauricio Macri encabezaron el escrutinio y lo definieron en un balotaje. El tercero en esa contienda fue Sergio Massa, que superó el 20% de los votos. Sin embargo, tanto el candidato del Frente Para la Victoria como el de Cambiemos superaron el 30%. La situación que se presenta hoy es muy distinta. 

Desde que irrumpió electoralmente, Milei no para de subir en las encuestas. Crece a razón de un punto porcentual por mes. El economista libertario supera el 20% en la mayoría de los estudios de opinión pública. 

Incluso, en varios sondeos es el candidato con más intención de voto individualmente. El resto de los espacios se acercan al 30%, pero sumando las preferencias que reúnen todos los candidatos de cada coalición. Y ese es el problema: los dos principales espacios políticos del país son coaliciones y, como tales, están plagadas de discusiones internas y a un año de las elecciones, todo puede pasar. 

En un escenario electoral que asegura un balotaje, es decir, que ningún candidato suma los votos necesarios para ganar en primera vuelta, quien sea el segundo mejor candidato puede ser un competidor estratégico. Eso era Roberto Lavagna en 2019. Pero la jugada de Cristina Kirchner, al armar la fórmula con Alberto Fernández, dinamitó el centro y consolidó la polarización. 

El intento de Lavagna de llegar al ballotage y ganar en segunda vuelta naufragó el 18 de mayo de 2019, cuando CFK ungió a Fernández como candidato presidencial. 

La situación que se presenta hoy es un escenario que puede llegar a tres tercios. Hay dos coaliciones consolidadas y un tercer espacio, el de La Libertad Avanza, que crece y puede alcanzar también los 30%. 

  • Milei es un candidato que logró un piso electoral competitivo y cuyo techo crece sostenidamente. Es lo opuesto que les sucede a las principales figuras del FdT y JxC. Tanto CFK como Macri enfrentan el dilema de partir con un piso alto pero ambos tienen un techo bajo o limitado. En consecuencia, son candidatos que son la primera preferencia para su núcleo duro pero difícilmente puedan ser la segunda mejor opción para el resto del electorado en una segunda vuelta. ¿Y qué rol juega Milei en ese esquema?

Si el libertario no llega a la segunda vuelta, puede inclinar la balanza apoyando a alguno de los dos candidatos que alcanzaron el balotaje. En un escenario así, el candidato a presidente de JxC es decisivo. Milei ha manifestado su afinidad con dirigentes como Macri o Patricia Bullrich, empero cuestiona con vehemencia a Horacio Rodríguez Larreta, a Facundo Manes o a Lilita Carrió. He aquí que la interna en JxC no puede descuidar el crecimiento de Milei. 

La interna de JxC

El principal espacio opositor sobrevive con discusiones internas muy ásperas. A eso se sumó el fenómeno Milei, que interpela y desafía la unidad. Aunque en JxC lo nieguen, las rispideces son prístinas tanto dentro de cada partido de la coalición como en general sobre la posibilidad de sumar o excluir al economista libertario. 

El PRO tiene una disputa de caciques que compiten para posicionarse como presidenciables. Esa tensión divide al espacio entre halcones y palomas. Los primeros son el ala más dura y taxativa. Es el sector dispuesto a negociar un acercamiento con Milei, con Bullrich a la cabeza. En el otro polo se encuentra Rodríguez Larreta, que insiste en forjar una coalición amplia de centro derecha. El pragmatismo del jefe de Gobierno inquieta  a Bullrich y sus acólitos. Sobrevolando ese clivaje está el propio Macri, aunque quienes lo conocen no niegan que su simpatía ideológica está mejor representada en el sector de los halcones. 

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Bullrich y Macri, los halcones de JxC

Si bien en el PRO hablan de horizontalidad en la toma de decisiones, Macri es un actor determinante. Su decisión de competir o no por un segundo tiempo, que se espera que será a principios de 2023, ordenará al partido amarillo. 

El radicalismo vive una renovación de autoridades y dirigentes y se preparan para disputar al PRO el liderazgo de JxC. Sin embargo, no están exentos de matices.

Hay un ala que apunta a llegar a 2023 con candidatos propios, cuyos referentes de esa idea son Gerardo Morales,  Manes y Mario Negri. 

  • El otro sector es el de Evolución, encabezado por Martín Lousteau. Otros referentes de esa vertiente son Rodrigo De Loredo, Martín Tetaz y Emiliano Yacobiti. Esa facción boina blanca está alineada con la construcción presidencial de Larreta y apuntan a formas mixtas con el PRO. 

Algo que une a todos los dirigentes de la UCR es el rechazo a Milei. La distancia ideológica entre el radicalismo y La Libertad Avanza son abismales. 

Lo mismo sucede en la Coalición Cívica, es decir, con Carrió. Lilita deplora al economista libertario y pretende dar la batalla cultural. Pero hay algo que une a la UCR y a Carrió en este eje que va más allá de lo dogmático: sumar a Milei a JxC es ceder lugares en la representación política y en un eventual gobierno. Ese es el gran óbice.

En la UCR y en la CC saben que un acuerdo con el libertarismo les resta bancas en el Congreso, en las legislaturas y en los espacios decisionales. Es una discusión concretamente por fracciones de poder. La oposición está en llamas, inmersa en estas discusiones, todo lo cual es lo mejor que le puede pasar al oficialismo. 

Milei, el mejor candidato del kirchnerismo

Si alguien se beneficia con la oposición fragmentada es el gobierno. El escenario de tercios, siendo Milei el tercer actor de ese esquema, el FdT se asegura un boleto al ballotage. Cuanto más atomizada se encuentre la oposición, más posibilidades de sortear una segunda vuelta tiene la alianza oficialista. De todos modos, en política nada es lineal. 

Hay halcones de JxC que están dispuestos a firmar un acuerdo con Milei incluso a riesgo de romper el espacio. Esa alianza implicaría la fuga de dirigentes de la UCR, Carrió y aquellos que en el PRO se nieguen a esa construcción. El ala dura del PRO abona la idea de que con el piso electoral que ellos traccionan más el plus de Milei, el triunfo es factible. Un dirigente de peso en la mesa del PRO considera que “Máximo Kirchner es el más interesado en impulsar a Milei, porque nos resta a nosotros”.

Son especulaciones contrafácticas. Porque nada indica que el libertario, en un contexto de descontento general con la política, no le quite votos a todos los espacios, incluyendo al peronismo. Si bien a golpe de vista parece que el escenario de tres tercios con la oposición dividida beneficia al Gobierno, es suponer variables que aún se desconocen: Si el oficialismo llegará unido a las elecciones; si lo hará con candidatos competitivos; si irán a una PASO o presentarán lista única; si la sangría que produzca Milei afectará exclusivamente a JxC. Nada que todavía haya sucedido. 

Lo que sí es cierto es el crecimiento sostenido de la figura del economista discípulo de la Escuela Austríaca. El partido libertario se expande lento pero constante y es algo que ningún partido ignora. Milei ya no es un árbol que se cae en medio de la nada. Su irrupción hace ruido y se escucha cada vez más fuerte. 

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