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Córdoba

El principio del poder compartido

Una vez más la alternativa política del PJ provincial es la elegida para conducir los destinos de la provincia.

Llaryora continua el legado.
Llaryora continua el legado. .
Juan Manuel Beron 26 junio de 2023

Martín Llaryora ganó con el 42,76% de los votos seguido por el 39,76% de Luis Juez. Si bien era un resultado esperado, las esperanzas de Juntos por el Cambio de recuperar el segundo distrito electoral del país era un gran anhelo de cara a las elecciones nacionales. 

El nivel de participación ha sido históricamente uno de los más bajos en décadas. El 68% de participación es un piso que no ha tenido la provincia en años, con respecto a 2019, la diferencia fue de 10 puntos porcentuales menos. Si bien en otras provincias este escenario se repite de la misma forma, no tanto. Cerca de un millón de cordobeses no fueron a votar y en parte se debe a que la Justicia Electoral días antes de la elección informó que no habría multa por no ir a votar.

Por otro lado, es necesario remarcar que luego de 24 años de gobierno del peronismo provincial, es la primera vez que los dos grandes fundadores del cordobesismo no aparecen en las boletas. José Manuel de la Sota, fallecido en un accidente de tránsito en 2018 y Juan Schiaretti, quien se presenta a la candidatura presidencial junto con Florencio Randazzo como vicepresidente. El visto bueno del gringo Schiaretti a la nueva generación de dirigentes, sumado a un resultado ajustado en la elección provincial da señales de que habrá continuidad del cordobesismo pero con una reconfiguración necesaria del poder.

El retrasado y cuestionado escrutinio provisorio demuestra que, a pesar de toda la maquinaria que habilitó el PJ provincial, la elección resultó muy pareja y la distancia entre n Llaryora y Juez es de alrededor de los tres puntos porcentuales. Eso significa que el espacio de Schiarettiperderá la mayoría absoluta en la unicameral y el Tribunal de Cuentas Provincial.

Para ser un traspaso de generación, podríamos decir que el resultado es algo justo pero aceptable, tal cual sucedió en el traspaso de de la Sota y Schiaretti, aunque si ponemos en valoración toda la campaña que llevó a cabo Hacemos Unidos por Córdoba, es un resultado que deja insatisfechos a muchos ya que, la gobernabilidad de la provincia se pone en juego y obliga al oficialismo a subirse a un escenario donde tendrá que negociar con la oposición para lograr consenso. Ante esta situación, Llaryora afirmó cerca de la madrugada del lunes que "una generación se retira y otra ingresa, y que comienza un nuevo ciclo desde cero, donde el diálogo con los demás partidos será prioritario".

Ahora bien, dejando de lado el contexto, nos metemos de lleno en el análisis de esta elección. Ante el ajustado triunfo del peronismo cordobés es necesario destacar ciertos movimientos que podrían explicar este resultado. Para ello, propongo observar esta elección en clave de dos ejes fundamentales: 1) Adquisición de nuevas figuras y elasticidad coalicional y 2) Choque de estructuras. Realidad subnacional, desnacionalización y renacionalización.

 

Adquirir nuevas figuras y desajustar el cinturón. 

El actual gobernador Schiaretti, en el cierre de campaña de Llaryora, se dirigió a la militancia con un mensaje claro y contundente, afirmando que el espacio de Hacemos Unidos por Córdoba "se amplía y se adecúa a los nuevos tiempos". Con esta frase se refirió a la campaña que se llevó a cabo desde el oficialismo para captar figuras importantes del radicalismo y el PRO.  

Los resultados de esta búsqueda de figuras fuera del espacio generaron incertidumbre en Juntos por el Cambio ya que,Myriam Prunotto, una radical de pura cepa, terminó siendo la candidata a vicegobernadora de Llaryora. Por otro lado, en la fórmula para la intendencia, Javier Pretto, ex presidente del PRO en Córdoba, terminó como compañero de fórmula del candidato a intendente de la Ciudad de Córdoba Daniel Passerini, para la elección que se disputará el 23 de julio. 

Los acuerdos del oficialismo provincial fueron un eslabón clave para poder adaptarse a la realidad de este contexto. Sumar figuras de otros espacios políticos fue una jugada que garantizó contar con cierta elasticidad para ser una alternativa competitiva frente a un electorado que comparte en gran medida con Juntos por el Cambio, pero aún así no demostró grandes resultados en cuanto al apoyo territorial provincial. La estrategia tuvo sus límites marcados. 

Por otro lado, corresponde comprender la morfología y la genética de estas alianzas que se producen en las vísperas de las contiendas electorales. Las cuales tienden a agruparse como fórmulas, con el objetivo de construir hegemonías cada vez más amplias y abarcativas ante dos fenómenos que se repiten en diferentes lugares del país, la imposibilidad de los espacios políticos de responder a las demandas ciudadanas y la crisis de representación de los partidos. Es claro que la edificación de consensos entre pares suma en el juego político pero, como afirma Cesar Tcach, "las alianzas no son fórmulas para construir consensos y viabilizar políticas públicas, sino una suerte de ingeniería de cooptación al servicio de una vocación hegemónica". Ahora, el desafío será trabajar para sobrellevar esta formación de un bicoalicionismo que dejan los resultados.

Entonces, en cuanto a la adquisición de figuras no podríamos decir que es un factor clave pero sí complementario a la victoria. Los nuevos tiempos en Córdoba y en Argentina se guían por espacios amplios. Tal como lo afirmó Lilita Carrióen el programa televisivo A Dos Voces con Marcelo Bonelli:

E. Carrió: el único límite a la formación de alianzas es la corrupción.

M. Bonelli: entonces no hay límite político o ideológico.

E. Carrió: no, porque se roba por derecha y por izquierda. 

No hay límites ideológicos para construir hegemonías. Quien no comprenda esta lógica se queda fuera del juego, por poco o lejos.

 

Choque de estructuras. Realidad subnacional - desnacionalizada hasta cierto punto. 

Siguiendo con la puesta en escena del oficialismo y los acuerdos con figuras de la oposición, amerita una suerte de aclaración sobre una deuda pendiente en los análisis de las performances electorales. Se trata de entender que la realidad sub-nacional dista de los acuerdos y la existencia de la Nación. Bien sabemos que resulta ineficaz trabajar con categorías de análisis nacionales e intentar extrapolar a las provincias, pero no todo es tan así como parece. 

Carlos Varetto propone explicar estas diferencias de realidades desde la desnacionalización de los sistemas de partidos, la misma se plantea como una diferenciación entre la vida política nacional y provincial incluyendo la "progresiva heterogeneidad de las distribución de las fuerzas políticas a lo largo del territorio".  En todo caso, este aspecto da sustancia a la problematización de la política local y al entendimiento de que no se trata sólo de una información rutinaria sobre la política argentina, sino un elemento constitutivo de cualquier interpretación de la política y del sistema de partidos.

Sin embargo, la elección de Córdoba se marca por dos aspectos interesantes para tener en cuenta. Una desnacionalización de la grieta entre figuras de Juntos por el Cambio y el PJ cordobés y una renacionalización (entendido como el fenómeno opuesto a la heterogeneidad de la distribución de fuerzas) de la elección a través del polémico intento de ingreso de Juan Schiaretti a la coalición de Juntos por el Cambio a nivel nacional. Este choque de estructuras puede explicar, en cierta medida, el reñido resultado de la provincia.

Finalmente queda por decir que, en esta Argentina, que transita sus cuatro décadas de democracia, los respectivos sectores de gobierno y oposición parecen sucumbir al encanto de las alianzas para pensar en liderazgos personalistas a corto plazo y, en los casos más exitosos, en un gobierno de unidad que no es motivado por reglas de reparto del poder.

De ahora en adelante, el desafío del próximo Gobernador de Córdoba será llevar esas alianzas a la práctica del poder compartido, buscar nuevos consensos en una Legislatura que ya no cuenta con mayoría automática y comenzar a reconstruir la identidad del cordobesismo nuevamente.

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