Cerró la campaña presidencial, último capítulo de un extenso calendario electoral que quedó reducido a una confrontación entre Sergio Massa y Javier Milei. Todas las elecciones son importantes y, por lo tanto, la de este domingo no lo es más que otras.
Pero sí contienen un elemento novedoso, que es la irrupción de la candidatura de Milei. Las elecciones en Argentina se disputaron en las últimas décadas entre dos identidades el peronismo y el no peronismo. En esta oportunidad ese clivaje es mucho más difuso.
La incertidumbre es total dado que el resultado está abierto y porque los candidatos expresan dos visiones antagónicas sobre lo que debe hacerse. Serán dos países diferentes si gana u otro. En el caso de ganar MIlei, los interrogantes serán aún mayores porque no tiene ningún antecedente de gobierno.
Las encuestas sobre intención de voto muestran paridad, pero han dejado de ser herramientas útiles en esta campaña electoral porque han demostrado ser ineficaces para anticipar resultados.
Pero eso no obedece a la incapacidad de quienes las realizan sino de lo complejo que resulta en este momento obtener respuestas de los entrevistados. Por otra parte, al haber casi un tercio del electorado que no votó ni por Massa ni por Milei en la primera vuelta, hay mucha volatilidad en las preferencias electorales que nos son firmes. Un error no forzado o la declaración de algún candidato que irrite a algún segmento del electorado pueden generar un súbito cambio en la intención de voto.
Los antecedentes
En este contexto, los análisis deben hacerse a partir de los resultados de la primera vuelta. Para Patricia Bullrich, el 80% de los que votaron por Juntos por el Cambio lo harían ahora por Milei. Si fuese así, el candidato libertario tendría muchas chances de ganar ya que ese porcentaje representaría 5.103.000 votos y la diferencia a favor de Massa en la primera vuelta fue de 1.820.000 votos. Pero el porcentaje que sugiere Bullrich podría darse con los 4.139.00 que la votaron en las primarias. Los 2.756.000 votos que obtuvo Horacio Rodríguez Larreta podrían inclinarse por Massa o el voto en blanco, pero muy pocos por Milei.
Por su parte, Juan Schiaretti obtuvo 1.802.000 votos, 31% de los cuales se emitieron en Córdoba a pesar de que la provincia representa poco menos del 9% del padrón nacional. Por su origen mayoritariamente peronista, y su pertenencia a los sectores de menores ingresos, en particular en Córdoba, serían votantes con una tendencia favorable a Massa.
Los que se inclinaron por Myriam Bregman se volcarán casi en su totalidad al candidato oficialista.
Las encuestas y los datos de la primera vuelta muestran un escenario reñido. Pero en el ciclo electoral de este año, hubo muchas sorpresas y no puede descartarse una última.
La dinámica política favorece a Massa porque cuenta con más estructuras que lo apoyan, realizó una mejor campaña y se impuso claramente en el debate en el que demostró estar más preparado para el cargo en disputa. Pero carga con una gestión con malas resultados y por eso habla más de futuro que de presente. Milei, por el contrario, hace hincapié en el fracaso del Gobierno, pero propone un futuro con medidas inconvenientes para el país.
Nadie habla por Massa, muchos por Milei
Toda la campaña del oficialismo se centró en la figura de Massa y sus spots de campaña luego de las primarias cerraban con "tenemos Presidente".
El perfil personalista se intensificó luego del 37% obtenido en la primera vuelta. En las presentaciones más formales, suele estar solo en el escenario con la bandera nacional detrás procurando siempre dar una imagen presidencial. Massa fue el único vocero de su campaña. Nadie habló por él. Todo estuvo centralizado. Y agregó a esa estrategia una cantidad de medidas destinadas a mejorar los ingresos de distintos sectores de la población. ¿A qué costo? Eso se verá después. Por ahora, no cabe duda que lo beneficiaron electoralmente porque creció 15 puntos entre las primarias y la primera vuelta. No todo lo hizo el aparato peronista.
En el caso de Milei, el recorrido fue distinto. Inicialmente todo giró en torno a su figura y su mensaje disruptivo. Pero el resultado de la primera vuelta demostró que con eso no se alcanzaba y que Milei necesitaba hacer frente a las dudas que se generaban sobre su aptitud para gobernar un país complejo como Argentina. Empezó a mostrarse más moderado en sus presentaciones, dejando a un lado sus propuestas más polémicas. Un paso necesario aún al costo de atenuar su perfil rupturista.
Además, contó con voceros que procuraron reinterpretar su discurso. En ese papel se destacó Guillermo Francos que aceptó que las iniciativas libertarias deberán buscar acuerdos en el Congreso para poder prosperar y que eso implicará diálogo. Con la casta, ¿con quién sino?
El mismo papel, pero en materia de política exterior, desempeñó Diana Mondino, que intentó explicar sin mucho éxito como hacer negociaciones comerciales sin la participación de los Estados.
Un papel destacado en ese esquema lo ocupa Victoria Villarruel, convertida en vocera de La Libertad Avanza en cuestiones de seguridad y defensa. Y que alcanzó un perfil muy alto en la campaña que no suele ser habitual en los candidatos a la vicepresidencia.
Desde afuera de LLA, Mauricio Macri tiene una participación activa en la búsqueda de votos para Milei, al que presenta como al legítimo portador de la bandera del cambio luego de haber sacado más votos que Bullrich en la primera vuelta. Macri también se ofrece como un freno para las iniciativas radicalizadas de Milei ("las que no te gustan"). Una posición curiosa porque pareciera oscilar entre el apoyo y la crítica. De todas amaneras, el aporte del expresidente fue clave para que el candidato libertario se recompusiese rápidamente y volviese a estar en carrera luego de la derrota que sufrió en las generales.
La estrategia
Massa y Milei apuntaron sus estrategias para conquistar a la mayor cantidad posible de los 8.761.000 votantes que en la primera vuelta no se inclinaron por ninguno de ellos. Están también los que sostienen que votarán en blanco, que los candidatos buscarán transforme en votos positivos. Que aquellos que dicen "no a Milei" voten efectivamente por Massa y que aquellos que sostienen que quieren votar en contra del oficialismo lo hagan efectivamente por Milei.