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Oposición

Herederos en guerra

Las internas del kirchnerismo llegan a uno de sus puntos de mayor intensidad, a la par de su desconexión con el clima de época.

Axel Kicillof junto a Máximo Kirchner.
Axel Kicillof junto a Máximo Kirchner.
23 septiembre de 2024

La dimensión retórica de las discusiones internas del kirchnerismo sigue dando vueltas en torno a las "nuevas melodías". Aunque por debajo hay un profundo conflicto de poder, que no va mucho más allá de cargos y recursos, lo visible son las tensiones estratégicas entre quienes quieren repensar el rol de los herederos del kirchnerismo, y quienes buscan defender el legado.

Máximo Kirchner hizo un acto con el único objetivo de tensionar la interna de su espacio político y ganar relevancia como dirigente ubicado en las antípodas del oficialismo nacional.

El gobernador Axel Kicillof y representantes de su espacio siguen hablando de la necesidad de redefinir el perfil del peronismo progresista y volver a generar una propuesta que convoque a los sectores que el kirchnerismo logró entusiasmar por casi una década.

Mientras tanto, Cristina es la única que logra atraer atención a su propia agenda. independiente de la mera crítica a la política económica del Gobierno nacional.

En las últimas semanas dio el indicio de lo que opina del futuro del kirchnerismo. La renovación de dirigentes en base a la necesidad de representación de los sectores huérfanos de la democracia contemporánea está en el centro de su lectura de la realidad.

Es llamativo que con la claridad que la ex presidenta expresa sus intenciones, su hijo, en busca conseguir un posicionamiento propio por mera contraposición con el Gobierno, atente contra la unidad del kirchnerismo y cuestione las necesidades de renovación.

Pero ¿qué diferencias en la interpretación del contexto sociopolítico hay detrás del conflicto entre Axel y Máximo? El gobernador, por su posición institucional, es consciente que el deshielo del sistema político no es un accidente pasajero, sino que da cuenta de cambios culturales significativos, a los que el kirchnerismo se debe adaptar.

Por su parte, Máximo está exclusivamente centrado en las discusiones entre dirigentes, sin poder comunicar una idea propositiva que baje de preceptos ideológicos centenarios. La racionalidad detrás de este accionar reside en la seguridad de que la popularidad del oficialismo se derrumbara, y en ese escenario solo su polo opuesto prevalecerá.

La pérdida de popularidad del Gobierno, especialmente entre los jóvenes, como se desprende de la encuesta de ZubanCórdoba, es una oportunidad que hasta ahora está desaprovechada por todo el arco opositor. El sector más progresista del peronismo tiene una oportunidad si se deshace de las cargas del pasado y logra transmitir un mensaje esperanzador con ideas claras.

Estas no pueden basarse en preceptos antiguos; otro dato que obtuvieron los consultores es una llamativa confianza social a algunas posturas ortodoxas, a las que la política en todo su espectro tiene el deber de adaptarse.

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