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¿Iniciará Milei una avalancha de anarcocapitalismo?

El anarcocapitalismo de Milei puede servir de inspiración para países de la región, aunque dependerá de si logra revivir una economía moribunda.

Entre la inspiración y el rechazo.
Entre la inspiración y el rechazo. .
Juan Ignacio Carranza 26 febrero de 2024

El anarcocapitalismo de Milei puede servir de inspiración para otros países de la región. Sin embargo, eso dependerá de si logra revivir una economía argentina moribunda y ultrarregulada. Para lograrlo, necesita sincronizar su agenda de reformas con actores políticos clave: el Congreso, la Justicia y la sociedad civil. Caso contrario, podría imitar a Nayib Bukele y optar por medios de reforma autocráticos. 

Este sería el camino de mayor resistencia, ya que amenazaría el profundo apego de Argentina a la democracia.

La gestión de Milei es histórica en América Latina; una región propensa, al menos en teoría, a nociones populistas y paternalistas del Estado. 

El presidente de Argentina imagina un mundo en el que los individuos comercian voluntariamente entre sí de acuerdo con las normas de un mercado libre, lo que explica su visión sobre la interacción con China. Como afirmó al Wall Street Journal, no habrá ninguna asociación estratégica con China ni ningún régimen "comunista". Sin embargo, eso no debería impedir que el sector empresarial argentino participe en el comercio con sus homólogos chinos.

De manera similar, en asuntos internos, Milei espera reducir los impuestos gubernamentales al mínimo y, en cambio, propone un modelo en el que las empresas privadas proporcionan a los individuos bienes y servicios a cambio de un salario. 

Su ministra de Relaciones Exteriores, la economista Diana Mondino, afirmó que la culminación del gasoducto Néstor Kirchner, crucial para la seguridad energética de Argentina, debería ser financiada por las grandes compañías petroleras y no por la población argentina. A sus palabras siguieron los hechos: Milei ya recortó el 70% de los fondos públicos para obras públicas.

La canciller, Diana Mondino y el presidente, Javier Milei.
La canciller, Diana Mondino y el presidente, Javier Milei.

Independientemente de estos ejemplos anecdóticos, es precoz pensar en un "modelo Milei". Aunque demostró ser un ávido político durante la campaña electoral, ahora que está en el poder debe demostrar ser el ávido administrador necesario para revivir la moribunda y ultrarregulada economía de Argentina. El país ocupa el puesto 158 en el Índice de Libertad Humana, que mide la libertad personal, civil y económica. 

El peso del Estado regulador en Argentina ha aumentado con el tiempo, haciendo que su ranking caiga del puesto 84 en 2000 al 143 en la actualidad. Después de una década de estancamiento económico, su déficit fiscal alcanza un impactante 15% del PIB. Asimismo, su inflación anual es del 211,4%. 

Estas cifras explican el agotamiento total de los argentinos y su imprevisible decisión de elegir a un paria como presidente. Estas cifras también hablan del colosal desafío que Milei tiene por delante en la implementación de sus ambiciosas reformas. 

Milei ya vive el desgaste de estar en el cargo. La crítica situación económica golpea el bolsillo de los argentinos y sus índices de aprobación, aunque altos, han disminuido del 63% en enero al 50% en febrero. Haciendo caso omiso de todos los estrategas electorales, Milei ganó advirtiendo a sus electores que no hay dinero y que las cosas serán difíciles por un tiempo, lo que efectivamente generó bajas expectativas sobre las dificultades venideras. 

La mayoría de los argentinos parecen conscientes de ello y están dispuestos a soportar lo que está por venir. Sin embargo, necesitan certezas, y Milei necesita victorias rápidas, por ejemplo, si su agresiva política de ajuste fiscal y monetario comienza a frenar la inflación. 

Esto se ha vuelto aún más importante después del reciente rechazo del Congreso al proyecto de ley "Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos", que promovía las privatizaciones de las empresas estatales, fomentaba la IED y aplicaba medidas más duras contra el crimen. 

Débil en el Congreso y sin gobernadores de su lado, el poder de Milei depende de su popularidad. 

  • Para que se produzcan reformas estructurales, necesitará victorias aplastantes en las elecciones de mitad de período de 2025. Mientras tanto, si busca imponer su agenda superando los límites de un sistema democrático, enfrentará una firme resistencia de los argentinos, un pueblo fuertemente apegado a la democracia. La última encuesta del Latinobarómetro muestra que los argentinos se encuentran entre los que más rechazan la idea de que un gobierno no democrático resuelva sus problemas: un 62%, mientras que la media latinoamericana es un 46%.

Si es demasiado pronto para hablar de un "Modelo" Milei, quizás sea razonable hablar de un "efecto" Milei y si su sueño anarcocapitalista será de inspiración para otros países de América Latina. 

  • La región vive un período de profundo cambio político, caracterizado por una combinación de nuevas oportunidades y desafíos del siglo XXI; y un crecimiento económico mediocre y problemas estructurales heredados del siglo XX (pobreza, desigualdad, informalidad, violencia y corrupción). La ineficaz respuesta gubernamental a estos magnánimos desafíos rápidamente socava a los líderes y hace que la gobernanza sea cada vez más compleja.

Este es el contexto para un despliegue del libertarismo entre bastidores, que está comenzando a ganar fuerza tras la victoria de Milei. Una red de instituciones libertarias en toda América Latina apoya este movimiento, incluida la Universidad Francisco Marroquín en Guatemala, la fundación Eléutera en Honduras, Cedice en Venezuela y el Centro Ricardo Salinas Pliego en México. 

Actualmente hay más de 30 think tanks libertarios en Brasil, un salto significativo en comparación con los tres que existían hace diez años. Los rostros de este movimiento son jóvenes defensores de la libertad locales de países como Bolivia, Chile, Colombia, Venezuela y Perú, que utilizan las redes sociales como su plataforma principal. Después de pasar por una fase de promoción, el movimiento logró una importante victoria política en Argentina. Ahora buscan llegar al siguiente nivel: las políticas públicas de la región. La presidencia de Milei guarda el secreto de eso.

El anarcocapitalismo tiene al menos una experiencia previa, pero fallida, en América Latina. Las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) de Honduras eran zonas semiautónomas dentro de las cuales los inversionistas supervisarían las políticas fiscales, de seguridad y de resolución de conflictos. 

La ley ZEDE, que fue aprobada en 2013, fue fuertemente impulsada para atraer inversión extranjera y empleos en Honduras, donde más del 60% de la población vive en la pobreza, durante la administración del expresidente Juan Orlando Hernández, que se extendió de 2014 a 2022. 

En 2022, el Congreso Nacional de Honduras autorizó la eliminación total de las ZEDE en todo el país. De hecho, la presidenta Xiomara Castro, de izquierda, agradeció en Twitter al presidente del Congreso, Luis Redondo, por "derrotar a quienes intentaron robarnos la soberanía" tras la votación, en clara alusión al presidente saliente. Aunque implementadas, las ZEDE demuestran que sostener el anarcocapitalismo es un desafío ya que enfrenta movimientos bien organizados y arraigados que manejan la agenda de políticas públicas de América Latina.

El anarcocapitalismo puede aprender de la experiencia de Bukele, ya que ambas provienen de la insatisfacción de los latinoamericanos con los gobiernos. La represión de Bukele contra el crimen produjo un cambio en las preferencias políticas en América Latina, donde el centro del espectro ideológico se ha inclinado hacia la derecha. El efecto Bukele fue tan fuerte en las últimas elecciones argentinas que incluso Milei y su acérrimo oponente, el peronista Sergio Massa, tenían propuestas de política de seguridad similares.

Sin embargo, el reciente rechazo por parte del Congreso argentino de la demanda de Milei de una mano más dura contra el crimen muestra que el efecto Bukele se desvanece cuando ingresa al dominio de las instituciones de políticas públicas de América Latina.

Es difícil implementar reformas en las democracias. Los presidentes no controlan todos los aspectos de la dirección de las políticas. El Congreso, los tribunales y los bancos centrales se encuentran entre las instituciones que influyen en este proceso. Cuando estas instituciones trabajan juntas y hay un amplio acuerdo sobre las políticas, se logra el cumplimiento. En cambio, la ejecución encuentra menos resistencia en autocracias como la encabezada por Bukele, ya que la autoridad está centralizada en torno al líder. 

Los anarcocapitalistas han logrado avances notables en la agenda política. De hecho, continúan dominando las redes sociales y ocupando espacio en los medios de comunicación. Pero para que sus ideas formen parte de la agenda de políticas públicas no existe una fórmula mágica. 

Tendrán que seguir ganando elecciones, obteniendo escaños en el Congreso, negociando y navegando por el status quo. La ruta autocrática, o Bukele, es la alternativa. Milei se enfrenta a esta decisión a raíz de su reciente revés en el Congreso. Mientras tanto, el aparato anarcocapitalista sigue funcionando, espera su triunfo para desatar la avalancha anarcocapitalista en América Latina.

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