En la llamada ley omnibus hay varios artículos que abordan la cuestión electoral y el financiamiento de la política.
Algunas iniciativas están en línea con las propuestas que vienen formulando distintos sectores. El proyecto propone eliminar las PASO, un viejo reclamo de varios gobernadores. En lugar de plantear una modificación para mejorar el sistema a partir de las diferentes propuestas que hay en ese sentido, se decidió su eliminación lisa y llana. En este caso se estaría beneficiando a la denostada "casta" porque serían los aparatos partidarios los que nuevamente determinarían a los candidatos quitándole el poder que las primarias les otorgan en ese terreno a los ciudadanos.
También propone que los diputados se elijan en circunscripciones uninominales. El argumento que siempre se utiliza para justificar esa iniciativa es la de acercar a los ciudadanos con sus representantes evitando las llamadas "lista sábana". Pero tiene muchos aspectos negativos que hacen inconveniente su aprobación. El régimen de circunscripciones puede provocar una sobre representación parlamentaria de la mayoría en el Congreso y una subrepresentación de las minorías.
Un partido puede ganar en la mayoría de las circunscripciones del país lo que le daría una cantidad de diputados muy superior a la que tendría con un sistema de representación proporcional. Muchos partidos no tendría presencia en el Congreso a pesar de obtener un buen respaldo de la ciudadanía, pero insuficiente como para ganar en alguna circunscripción. En una sociedad como la argentina, la representación proporcional permitió la incorporación al sistema político a nuevos sectores partir de su posibilidad de acceder al Congreso.
Por otro parte, el sistema de circunscripciones polariza a la sociedad porque en la mayoría de ellas ganará casi siempre el mismo partido dada su composición social y, por lo tanto, lo importante es obtener la candidatura partidaria apelando a un discurso más sesgado y que no tome en cuenta al resto del electorado.
El cambio de mayor impacto institucional que se propone es la de otorgarles a cada provincia la cantidad de diputados que le corresponden en función de su población. Se superarían así las distorsiones que generó una ley de la Dictadura que le otorgó un piso de diputados a todas las provincias con independencia de su población. Las distorsiones son muchas y así Córdoba y Santa Fe, a pesar de a tener más habitantes que la CABA, tienen menos bancas. Esta iniciativa, más allá de su lógica, tiene pocas chances de ser aprobada porque las provincias que resignarían legisladores no la frenarían en el Senado.