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Los hermanos serán unidos

Brasil y Argentina relanzan su unión estratégica en el bicentenario del inicio de sus relaciones bilaterales.

Renace la esperanza para el proyecto integracionista.
Renace la esperanza para el proyecto integracionista.
23 enero de 2023

Lula da Silva y Alberto Fernandez protagonizan lo que puede ser el hecho más importante en materia de relaciones exteriores del gobierno del Frente de Todos. La cumbre de la CELAC en Buenos Aires es la excusa para que el gobierno de Brasil se vuelva a comprometer con el sudamericanismo. Para los cariocas el evento les da la posibilidad de recuperar el liderazgo de la región, mientras que para el Poder Ejecutivo argentino es un salvavidas para una gestión con poco para recordar.

La imagen de Lula en Buenos Aires recuerda a la época de oro de la esperanza integracionista del kirchnerismo. Desde Casa Rosada intentan recuperar el espíritu pleno de la integración latinoamericana, históricamente condicionada a los vaivenes políticos y a la vital relación con nuestros hermanos brasileros.

Para Alberto, la relación con Brasil es una de las apuestas más fuertes de su mandato. Desde que visitó al flamante mandatario en la cárcel, jugándose la relación con Bolsonaro, fue cuestionado por su posicionamientos tan fuertes en cuestiones internas del país vecino. Lo arriesgado de su actitud es directamente proporcional a la esperanza del porteño sobre los beneficios que tendrá, para su último año de mandato, la llegada de Lula al poder.

En cuanto a las potenciales ganancias del fortalecimiento de la relación bilateral, se pueden dividir entre las reales y las simbólicas. Estas últimas son las que llenan las portadas periodísticas de los diarios del mundo, y son una parte vital de la estrategia de integración. El involucramiento social en el proceso es fundamental para que la iniciativa logre consolidarse y consiga la persistencia que necesita. Para ello es preciso difundir e instalar los beneficios palpables  que podría traer la integración regional. Este desafío no es menor, hasta en la Unión Europea aún luchan con descifrar la manera de comunicar a la población la importancia de continuar institucionalizando al bloque regional.

Puede que el camino esté un poco más allanado para la alianza binacional latinoamericana; para Argentina, con un Estado Nacional tan desacreditado es probable que una cesión de competencias a un ente supranacional cuente con una base de apoyo significativa;!mientras que en Brasil se podría entender como una cristalización de su hegemonía regional. Dada la importancia de esta relación bilateral para el subcontinente, podrían esperar un "derrame" del impulso integracionista.

Uno de los elementos que puede tener efectos netamente positivos, en cuanto al apoyo social, es la idea de comenzar a planificar una moneda común. Sobre todo en Argentina, si se instala la noción de que serviría como una estrategia antiinflacionaria, al margen de los beneficios comerciales, podría funcionar como un gran pilar de apoyo a favor del proceso de integración en su conjunto. La idea de una nueva moneda probablemente está pensada más como una estrategia de prensa que como un plan técnico, pero ciertamente dio sus frutos para anunciar el relanzamiento de "la Patria Grande".

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