Por Daniel Montoya (*) y Pablo Díaz (**)
Alerta de spoiler: esta nota puede ofender la moral de peronistas y libertarios fanáticos. Si te sentís parte de algunos de esos dos campamentos, prepárate un buen té de valeriana antes de esta lectura.
La primera palabra clave es tabú. Por cierto, uno que no es inédito. Al igual que a Javier Milei, tanto a Juan Domingo Perón como a Carlos Menem nadie los votó tampoco. Una mayoría de argentinos pueden estar tranquilos con sus conciencias. Ningún compatriota colaboró para que ambos ganaran elecciones hasta con el 62% de los votos.
Por cierto, un verdadero enigma. Ninguna cuenta cierra salvo que prestemos especial atención a un fenómeno conocido como "la espiral del silencio", una teoría de la comunicación política desarrollada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann.
Tal evento suele aparecer en las investigaciones de opinión pública cuando los entrevistados en una encuesta se niegan a dar su opinión por vergüenza o miedo al escarnio público, y la esconden bajo las opciones de "no sabe", "no contesta" o está "indeciso".
Tiene lógica, siempre queda políticamente más correcto declarar una opción difusa o, en el extremo, decir por la positiva que uno es un hombre o mujer de bien que va a misa todos los domingos, defiende las causas medio ambientales, el mascotismo y, a la hora de votar, opta por opciones "de centro" o "moderadas" estilo Horacio Rodríguez Larreta. En términos de la política real, aquellas opciones tipo tierra de nadie, la nada misma.
Las semanas previas a la elección PASO que se desarrollaron el 13 de agosto en Argentina, muchos investigadores de opinión pública y quiénes estábamos analizando el tablero electoral nos encontramos con ese tipo de respuestas y de resultados agregados confusos que tentaban a muchos panelistas mediáticos a insistir con latiguillos tipo "la elección está abierta", "puede pasar cualquier cosa" y demás cosas por el estilo.
En el ping pong analítico de las semanas previas, intuimos que nos encontrábamos ante una "espiral del silencio" y así lo manifestamos a la prensa que por esos días consultaban a los distintos encuestadores y analistas políticos. La experiencia indicaba que la gente estaba escondiendo un voto vergonzante (¿al "loco" tal vez?) y que el resultado final del escrutinio de las urnas terminaría confirmando los indicios firmes acerca de la gran elección que harían los libertarios.
Gemelos malditos
En tal sentido, la alusión a Perón y, más cerca en el tiempo, a Menem no fue casual. Ambas referencias hacen alusión a dos pares de gemelos malditos de la historia política argentina. Definición que escuchamos muchas veces, cuya autoría desconocemos y, de algún modo, se interpreta en los arquetipos de Jung, en la noción del doble o alter ego que todos llevamos dentro y nuestro cuerpo social también.
El 17 de octubre de 1945 nacen dos gemelos políticos en Argentina: el peronismo y el antiperonismo. Como en 1989 nacen otros dos: el menemismo y el antimenemismo. ¿Será exagerado preguntarse si el 13 de agosto pasado nació el tercer par de gemelos malditos?
Según esa teoría, el 17 de octubre de 1945 nacen dos gemelos políticos en Argentina: el peronismo y el antiperonismo, como en 1989 nacen otros dos: el menemismo y el antimenemismo.
¿Hoy será exagerado preguntarse si el 13 de agosto de 2023 nació el tercer par de gemelos malditos argentinos, el mileismo y el antimileismo, cuya gestación ocultaba la espiral de silencio que condujo a la catástrofe a todos los mandarines argentinos del análisis político y a un sinnúmero de actores del círculo rojo que apostaron fuerte a los candidatos que dilapidaron fortunas (¿origen? no sabe/no contesta) en campañas que interpelaban a nadie?
Pues de analizar el contraste con el primer par de gemelos se trata esta nota.
El peronismo fue un fenómeno social. El peronismo no nace de la elucubración de la mente de los intelectuales de las elites políticas sino de la necesidad de la gente más humilde y rezagada de empoderar a un nuevo liderazgo político que la represente, que la ayude a salir del estancamiento y la decadencia en la que se encontraba.
Perón primero fue el canal contenedor de esas necesidades y pasiones, luego se transformó en el gran líder que todos conocemos.
La irrupción de Perón en la vida política del país fue explosiva y rutilante. Hasta el 27 de octubre de 1943 era un ignoto oficial del ejército argentino. Ese día el presidente Farrell lo nombra al frente del "Departamento Nacional del Trabajo", un organismo público marginal de baja categoría en la jerarquía del Estado, que él con enorme astucia y paciente diplomacia se encarga de transformar en el poderoso Ministerio de Trabajo que lo sucederá.
Del 27 de octubre de 1943 al 17 de octubre de 1945 Perón despliega su estrategia de conquista del poder. Es decir que, en menos de dos años, Perón pasa de ilustre desconocido a convertirse en líder absoluto de las masas trabajadoras nacionales y disputarle el poder del Estado a la cúpula militar que gobernaba el país.
La política tradicional, la de los líderes burócratas apoltronados en sus privilegiados sillones, no lo vio venir. Y los pocos que le prestaron alguna atención lo hacían con subestimación y desdén.
Perón irrumpe en la escena política de entonces para ocupar un espacio vacío: el de representante de los pobres y rezagados trabajadores, los marginados del desarrollo económico, el equivalente de época de los miles de jóvenes que copan hoy las ciudades argentinas con sus bicicletas y motos, el partido político Rappi y PedidosYa que irrumpe a caballo de la ruina de las grandes construcciones políticas del Siglo XX, el radicalismo y el justicialismo.
Pero ahora volvamos a 1945. Perón se transforma en su voz y los lidera al gobierno. "La casta" de aquella época descubrió a Perón el 17 de octubre de 1945 cuando millones de trabajadores descamisados, cabecitas negras, tomaron las calles y se amontonaron en plaza de Mayo para pedir por su líder.
Ese día, la gente en la calle creó el peronismo. Ese día también, "la casta" política, militar, periodística e intelectual, en sus lujosos salones, con whiskies y habanos en mano, crearon el antiperonismo. Los primeros gemelos de la tesis que intentamos construir aquí.
Para frenar a Perón y mantener los privilegios adquiridos, "la casta" crea primero la Junta de Coordinación Democrática que deviene luego en un engendro político llamado Unión Democrática. Una alianza electoral que reunía a la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Demócrata Progresista, bajo la consigna de "frenar al nazi-fascista de Perón".
Punto y aparte acá. El resto de esa historia ya la conocemos. Ahora vamos a desmenuzar la nueva historia que está empezando en este momento en Argentina.
Nuevo orden político
Nuestra hipótesis se basa en que el pasado 13 de agosto de 2023 nacieron en nuestro país los nuevos gemelos políticos: el mileismo y el antimileismo.
La similitud de los hechos que están ocurriendo en esta nueva gestación con aquella narrada antes es asombrosa.
El mileismo es ante todo un fenómeno social. El mileismo no nace de la elucubración de la mente de los intelectuales de las elites políticas sino de la necesidad de la gente más humilde y rezagada de empoderar un nuevo liderazgo político que la represente, que la ayude a salir del estancamiento y la decadencia en la que se encuentra.
Millones de trabajadores informales, en negro, sin obra social, sin jubilación, sin acceso al crédito bancario, sin instrumentos legales que le permitan defenderse de la inflación. Millones de trabajadores formales, en blanco, cuyos sueldos se ubican por debajo de la línea de pobreza.
Millones de jóvenes que cursan estudios secundarios o universitarios que no saben de que van a vivir cuando se reciban, ya que el país no genera fuentes de trabajo. Y otros tantos millones de jóvenes que abandonaron los estudios obligados por la necesidad de ganarse el mango en lo que sea para poder comer un día más.
Milei, igual que Perón, irrumpe en la escena política actual para ocupar el espacio vacío que dejó el peronismo y que el kirchnerismo no supo cómo llenar cuando flaqueó la billetera: el de representante de los pobres y rezagados trabajadores, los marginados del desarrollo económico. Se transforma en su voz y los lidera al gobierno.
Vale aclarar: la propia Cristina Kirchner reconoció tal impotencia la noche que concurrió al programa "Duro de Domar" con su "me encanta Maslatón".
¡Maslatón! Referencia ineludible del capitalismo barrani amerindio del tercer mundo, palabras textuales de él por supuesto. Chau a los viejos sueños K de la construcción de "la Patria Grande".
Milei primero es canal contenedor de esas necesidades y pasiones populares, luego se transforma en el líder que todos estamos conociendo.
Cómo a Perón, "la casta" tampoco vio venir a Milei, hasta que las pantallas de TV el domingo 13 de agosto cerca de la media noche lo mostraron encabezando la elección PASO a 12 puntos de diferencia de Sergio Massa y 15 de Patricia Bullrich. Ese día, igual que aquel 17 de octubre de 1945, millones de descamisados y cabecitas negras de las provincias y los barrios más pobres salieron a la calle para llenar las urnas con los votos de La Libertad Avanza de Milei.
Ese domingo 13 de agosto, la gente en la calle creó el mileismo. Ese día también, "la casta" política, periodística e intelectual creó el antimileismo. Los segundos gemelos de la tesis que intentamos construir aquí.
Y de la misma manera que intentaron frenar a Perón para mantener los privilegios adquiridos, "la casta" intenta frenar hoy a Milei resucitando aquella vieja idea de la Unión Democrática.
El 20 de agosto pasado, el consultor político Raúl Timerman, reconocido y mediático influencer del círculo rojo, posteó en twitter una pregunta "¿No habrá llegado la hora de un Frente Democrático Nacional?". Cuatro días más tarde agrega al mismo otra consulta "¿Llegó la hora o esperamos a ver si hay ballotage?", acompañada de un isologotipo representando la marca "Frente Democrático Nacional". Y un comentario adicional: "La tendencia se mantiene: 38/28/24" en clara alusión aritmética que Milei estaría consiguiendo los 10 puntos necesarios para ganar la elección en primera vuelta.
El 27 de octubre pasado, el periodista de Letra P, Ámbito Financiero, IP Noticias y FM Milenium, Marcelo Falak, publica en la revista política Letra P la siguiente nota editorial:
"Urge construir un amplio acuerdo democrático. La emergencia de una fuerza competitiva de ultraderecha amenaza los consensos que rigen la convivencia plural. Responsable de esta acechanza, la política debe actuar con responsabilidad histórica (...) Aclarando que esta es la primera vez desde su fundación en 2011 que Letra P percibe la necesidad de jugar un rol político, agrega a su nota la necesidad de recrear aquella vieja Unión Democrática que en 1945 se opuso a Perón, para salvar a la democracia, porque "Milei sintetiza mejor que nadie el riesgo de un liberalismo liberticida, una suerte de agujero negro antidemocrático (...)".
Un evento similar al ocurrido en Estados Unidos con Donald Trump y el New York Times que en 2016 respaldó editorialmente a Hillary Clinton, algo que habían hecho una sola vez en la historia en la elección que consagró presidente a Dwight Eisenhower en 1953.
Con solo repasar el tratamiento que los diarios de aquella época hacían de Perón y compararlos con los de hoy tratando a Milei, descubriremos la enorme similitud de los hechos. Hasta en la calificación de "Nazi-Fascista" coinciden en emparejar al libertario con el General.
El filósofo y teólogo del Idealismo alemán, Georg Hegel, escribió alguna vez que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal, aparecen dos veces. La historia tiende a repetirse. Aunque su contertulio Marx agregara que "la primera como tragedia y la segunda como farsa".
Para Marx la historia se repite, pero en apariencia. Porque lo que las diferencia son las circunstancias históricas, que no dependen de los hombres que participan de esos acontecimientos: "los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado".
Así Milei hoy, como Perón antes, emergen como producto de las circunstancias que los originaron. Y eso es algo que la política tradicional, la intelectual y académica argentina, no ha podido jamás entender, reflejándose tal estado de confusión en el debate actual respecto al padre de la criatura.
¿Fue el empresario Eduardo Eurnekian quien lo creó a Milei? ¿Fue Mauricio Macri como represalia al putsch jubilatorio interno que lideró Rodríguez Larreta en tándem con los radicales? ¿Fue Massa como artificio para perpetuarse en el tiempo ante el visible fin de ciclo kirchnerista?
Si nos atenemos a estas versiones, la gran curiosidad alrededor de Milei no estaría dada solo por la clonación de sus mascotas, sino también por el hecho de ser una cría engendrada a partir de diferentes padres. Un enorme hallazgo que nos colocaría políticamente en el ambiente del monumental libro de Yuval Harari "De animales a dioses". Por cierto, un verdadero Nuevo Tiempo. A ajustarse bien los cinturones.
(*) Analista político, autor de "Estados Unidos versus China, Argentina en la nueva guerra fría tecnológica".
(**) Socio fundador de PGD Consultores, Río Negro.