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Se acentúa el cordobesismo y abre paso a la nueva generación

La Ciudad de Córdoba eligió a su nuevo intendente este domingo 23 de julio con una sorpresa que las encuestas no tenían en cuenta en sus proyecciones.

"El nuevo Kirchner", como lo llama Carrió, sale holgado del domingo electoral.
"El nuevo Kirchner", como lo llama Carrió, sale holgado del domingo electoral. .
Juan Manuel Beron 24 julio de 2023

Daniel Passerini y su vice intendente PRO, Javier Pretto, fueron elegidos para estar en el Ejecutivo Municipal por los próximos cuatro años con el 47,71% de los votos.  

El radical Rodrigo de Loredo, con el 40% de los votos, se quedó nuevamente con un sabor amargo tras su segunda derrota para el cargo de Intendente de la ciudad. Lo curioso es que la mayoría de los sondeos afirmaban que el radical obtendría entre 3 y 5 puntos arriba de la opción peronista.

Para entender el peso electoral de Córdoba Capital, alrededor de 1.100.000 electores estaban habilitados para votar en estos comicios. Esto representa un padrón más grande que 18 provincias y se ubica como el séptimo distrito electoral si lo comparamos con Provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, CABA, Mendoza y Tucumán.

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Aún así, es importante remarcar que estas elecciones tocaron un piso histórico en participación electoral desde la vuelta de la democracia. Apenas el 60% de los electores fueron a las urnas para definir el rumbo de la ciudad.

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Esto se debe, en parte, al estado de abulia que se repite a nivel nacional junto con la caída de participación en diferentes elecciones. Sin embargo, la particularidad de estos comicios es que días antes de la elección la Junta electoral Municipal se encargó de difundir a través de medios tradicionales y digitales un mensaje que afirmaba que votar era un ejercicio cívico pero que no se cobraría multa por no ir a votar. Algo extraño en un país donde el voto es obligatorio. Este hecho fue denunciado públicamente por las fuerzas de las dos principales coaliciones.

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Lo cierto es que el PJ liderado por Juan Schiareatti encontró su lugar y acaba de dar un batacazo en la historia cordobesa ya que, el peronismo nunca había logrado dos victorias consecutivas en la ciudad. Al mismo tiempo, un escenario único dónde mantendrán la provincia y la capital en sus manos por 8 años al finalizar el 2027.

Dos grandes unidades de análisis ameritan para entender el resultado de estos comicios se encuentran en la capacidad de movilización y la valoración de la gestión. Dos herramientas potentes que fueron sobrevaloradas por gran parte de la oposición.

En primer lugar, es necesario remarcar que la Ciudad de Córdoba se la conoce históricamente por ser una cuna donde el radicalismo ha tenido una gran capacidad de traccionarvotos. Uno podría pensar que después de la bochornosa experiencia de Juntos por el Cambio en 2019 con listas separadas para la intendencia, estos comicios serían un resurgir de la oposición. Pero esta vez esa competencia se ha visto diluida en parte por una gran desafección de la política y, por otro lado, por el gran trabajo que ha realizado durante estos años el PJ cordobés construyendo y acentuando su territorialidad en los barrios populares de Córdoba.

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En las elecciones provinciales, Martín Llaryora le sacó una ventaja de 7 puntos porcentuales en la capital a Luis Juez, una diferencia podríamos decir que idéntica a la que Passerini le sacó a de Loredo. En amarillo se puede observar las seccionales donde Juntos por el Cambio sacó la mayor cantidad de votos, las cuales coinciden con la parte con mayor poder adquisitivo de la ciudad. Por otro lado, en azul se encuentran las zonas donde el peronismo logra penetrar con mayor énfasis y concuerda con los barrios más populares.

Es cierto que la falta de participación afectó a las dos fuerzas, pero en este caso lo que se jugó acá fue la capacidad de movilizar a un electorado que sabía que no iba a tener multa por no ir a votar. Esta pulseada evidentemente la ganó el peronismo cordobés.

En un segundo aspecto, la valoración de la gestión fue un visto bueno de la ciudadanía para el nuevo liderazgo de Llaryora a nivel provincial. Al igual que en la mayoría de los más de 400 municipios de la provincia, los oficialismo que hicieron buena gestión se quedaron por una amplia mayoría de votos, fueran radicales o peronistas. Este escenario se repitió en la ciudad Capital luego de un exhausto trabajo desde el Ejecutivo por demostrar la capacidad de gestión después de la mal valorada gestión de Ramón Mestre hijo (UCR).

Además, una de las patas chuecas de la campaña de Rodrigo de Loredo que generó polémica en los medios fue la denuncia contra una de las candidatas a concejales, Jessica RovetoYapur, quien se vio vinculada a través de su pareja a una causa de narcotráfico. Tal es así que la mayoría de los carteles en la vía pública del radical eran vandalizados con la palabra "narco". Desde la oposición no hubo muchas aclaraciones sobre el tema más que negaciones de esa vinculación con el narcotráfico.

Por último, queda este capítulo abierto para ver los próximos movimientos del gobernador y el intendente electo para abrir la puerta a un PJ que afirma ser la nueva generación que transformará Córdoba. Mientras tanto, Martín Llaryora dio un fuerte discurso en el escenario después de dar a conocer la victoria de su candidato, apuntando contra el puerto de Buenos Aires.

El gobernador electo afirmó enfáticamente que "fallaron todas las encuestas, por eso vinieron de todos lados. Fallaron todos los números, lo que no fallaron fueron los cordobeses que entendieron que para gobernar esta ciudad necesitamos que nadie de afuera nos venga a explicar nada". Haciendo referencia a la comitiva de dirigentes nacionales que vinieron a Córdoba para festejar un triunfo que no pudo ser.

Llaryora tiene vía libre luego de la aprobación de la ciudadanía para ser la nueva voz del cordobesismo y comenzar un nuevo ciclo en el poder.

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