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Tu voz es importante: 3 razones por las que hay que mejorar la participación ciudadana

La Ciudad de Buenos Aires tiene la oportunidad de renovar los mecanismos para que los ciudadanos participen del debate público

Así funcionan las Asambleas Ciudadanas en Irlanda.
Así funcionan las Asambleas Ciudadanas en Irlanda.
Emmanuel Ferrario 11 abril de 2024

Mejorar nuestra democracia debe ser un objetivo permanente. A pesar de que en la Argentina está consolidada como forma de gobierno, su funcionamiento está lejos de ser ideal.

Hoy en día, esa mejora no sólamente debe buscar solucionar los problemas económicos que nos aquejan, sino también debemos aspirar a la renovación de sus formas. En estos tiempos, que la única herramienta de expresión democrática sea votar cada dos o cuatro años deja sabor a poco.

Desde comienzos de este año, como Legislador de la Ciudad de Buenos Aires, abrí espacios en mi agenda para que cualquier persona pudiera agendarse una reunión conmigo. Encontré allí un espacio enriquecedor de propuestas e ideas sobre problemas a trabajar pero, a la vez, un denominador común entre varias de las personas con quienes me reuní: todos recalcan que faltan espacios para que los ciudadanos puedan proponer ideas, mejoras o críticas puntuales a la gestión de gobierno.

Las instituciones, incluso las diseñadas para la representación de los ciudadanos, no fomentan su participación en el debate. ¿O acaso tener elecciones cada dos años alcanza para expresar todo lo que tenemos para decir?

Afortunadamente, todo proceso público puede mejorarse si aprovechamos las herramientas que tenemos a nuestro alcance. En la Ciudad de Buenos Aires en particular, hay tres proyectos que considero claves para renovar la democracia a través de la participación ciudadana.

Iniciativas populares

Primero, la reforma de una institución existente: las iniciativas populares. Resumidamente, las iniciativas son proyectos de ley impulsados, de mínima, por un 1,5% del padrón electoral de la Ciudad (unas 45.000 personas). A diferencia de un proyecto común y corriente de la Legislatura, las iniciativas deben ser tratadas en sesión obligatoriamente dentro del año desde su presentación. Sin embargo, no funciona como debería: si bien hubo varios proyectos de iniciativa popular ingresados a lo largo del tiempo, los mismos se encuentran con dificultades de todo tipo, tanto en su confección y difusión, como en la recolección de adhesiones.

Algunas claves que propongo reformar están en su procedimiento: al día de hoy la recolección de firmas sigue exigiéndose en papel, sin posibilidad de validarlas fehacientemente. A eso se agrega la poca claridad del procedimiento que deben seguir y que, además, existen vacíos legales que permiten que la institución (un derecho ciudadano) sea aprovechada como un canal más para la política partidaria.

Nuevas formas de participación

Segundo camino: la creación de una nueva forma de participación. Lugares como Vancouver o Irlanda avanzaron en esta dirección y crearon "asambleas ciudadanas". Se trata de un formato muy interesante que propongo adaptar. Consta de reuniones de ciudadanos elegidos aleatoriamente, representativos de cada barrio, edad, ingresos y experiencias, que son llamados a discutir un tema y ofrecer una recomendación a la Legislatura. 

Para asegurar un nivel parejo de información, se organiza una primera etapa de presentación del tema junto a expertos. Le sigue el debate en general, donde cada persona ofrece su visión y un espacio de definición de las recomendaciones. 

Gracias a este formato, pueden destrabarse debates clave. En el caso de Irlanda que citaba, por ejemplo, la discusión sobre el aborto sólo se trató en el poder legislativo luego de una asamblea que ofreció la mirada ciudadana, que resultó ser a favor de la iniciativa.

Ciudadanía informada

En tercer y último lugar: la participación necesita una ciudadanía informada. Y para que eso sea posible, es clave asegurar y sostener la transparencia del gobierno en el manejo de la información. Por eso, la tercera clave es establecer una ley marco para las iniciativas de gobierno abierto en la Ciudad, definiendo claramente responsabilidades y obligaciones, institucionalizando iniciativas más allá del gobierno de turno y promoviendo la rendición de cuentas en todos los niveles.

Llegando al final de esta nota, me parece importante destacar que, al igual que la propia democracia, todo proyecto de ley puede ser mejorado. El aporte de ciudadanos que no forman parte del sistema político es una de las claves para ello. Por ese motivo, a través del Portal de Diálogo Legislativo, invité a la ciudadanía a comentar directamente éstos y otros proyectos de ley, con el fn de recoger críticas, mejoras e ideas antes de presentarlos oficialmente ante la Legislatura de la Ciudad. A través de un simple registro, todos los interesados fueron bienvenidos a hacer sus aportes y, próximamente, continuaré con nuevos proyectos.

Si nuestro objetivo es fortalecer la democracia, debemos profundizar la participación ciudadana en los procesos de diseño de políticas públicas. En la Ciudad tenemos la oportunidad de liderar ese camino.

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