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Ganó la grieta

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Juan Antonio Yannuzzi 17 septiembre de 2021

Las divisiones que cruzan a la sociedad argentina pueden ser muchas, pero hay una que se ha ganado el protagonismo. La grieta es la madre de los clivajes de la misma manera que es el padre de los conceptos incomprendidos del vocablo político nacional.

Los resultados de las PASO a nivel nacional muestran un descenso del bicoalicionismo, pero un crecimiento de la polarización. La estrepitosa caída del porcentaje de votos del Frente de Todos se da en paralelo el ascenso de espacios que refuerzan un esquema de competencia centrípeta. Un elemento importante para entender el fenómeno es la baja participación y las preferencias de los votantes jóvenes.

Las razones que llevaron al crecimiento de esta radicalización son conocidas, sin embargo poco se habla del efecto de este fenómeno en el sistema político. En concreto, la presencia de bloques alejados del centro dificultaría la búsqueda de consensos de un gobierno que perdería la mayoría parlamentaria dependiendo de la voluntad de algunos gobernadores. El trade-off entre gobernabilidad y representatividad tendrá un nuevo capítulo en el Poder Legislativo luego de la renovación parlamentaria y del terremoto político en la coalición oficialista.

El sistema de partidos podría correr riesgo de transformación de mantenerse o incrementarse la tendencia, negativa para el peronismo, plasmada en las PASO. En el caso de que Juntos por el Cambio conserve su porción estaríamos en presencia de una mera pérdida de poder del peronismo frente a formaciones políticas en los extremos, tanto de izquierda como de derecha. Pero la existencia de internas competitivas dentro de la coalición opositora sumado a la baja participación abre la posibilidad de que JxC sufra una caída porcentual que complementaría la hipótesis del descenso en el bicoalicionísmo a nivel nacional.

La contracara de esta tendencia es el ascenso, en paralelo, del voto a opciones partidarias auto percibidas como de izquierda y de derecha. Los socialistas-trotskistas hicieron una elección histórica luego de estar estancados bajo los cinco puntos porcentuales en la última década. La derecha, representada por la alianza entre conservadores y liberales en dos de los principales distritos a nivel nacional, presenta un ascenso exponencial teniendo en cuenta que cuadruplicó su porcentaje de votos a diputados nacionales.

Es predecible que frente a una situación social, sanitaria y económica crítica, crezca la oferta partidaria de opciones radicales que expresen el descontento absoluto al statu quo. El problema en cuanto a la negociación política ya fue mencionado, pero también se debe resaltar la caída, del 2015 a la fecha, del espació de centro o de la tercer vía, en la política partidaria argentina. La pérdida de apoyo sostenido es producto de dos factores esenciales, la polarización ideológica analizada y la falta de credibilidad en la independencia real del espacio, producida por sus antiguos referentes.

Ganó la grieta, por el alto porcentaje de votos obtenidos por las dos coaliciones mayoritarias, pero también por el crecimiento de los extremos en la discusión política y el reparto de las preferencias. Queda pendiente analizar como continúan estas tendencias luego del 14 de noviembre, y por sobre todo cómo se comportan estas formaciones políticas en ascenso. El resultado de esta última variable determinará en qué medida la representatividad afecta la gobernabilidad y el futuro de la competencia ideológica-partidaria.

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