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13 mayo de 2015

El PRO intenta instalar su marca política de cara a las elecciones.

Horacio Rodríguez Larreta le ganó las elecciones primarias a Gabriela Michetti, y el PRO fue sin dudas la fuerza más votada en las PASO de la Ciudad de Buenos Aires. Pero en la escenografía del festejo, uno de los principales aportes del PRO a la cultura política argentina, Mauricio le robó el cartel a Horacio, y las banderas también. Nadie recuerda los pocos minutos de Rodríguez Larreta ante el micrófono (estuvo incómodo y dijo “equipo” varias veces) porque nadie olvida los pasos de baile de Macri en el escenario. Ser inolvidable, por supuesto, era su propósito, para el que fue entrenado por la profesora de expresión corporal que integra su “equipo”, ahora sí, de asesores de campaña. Tenía algo que decir. Para eso se habían reunido el equipo y el frontman a tocar.

El momento cúlmine del acting triunfal de Mauricio no era su baile por un sueño. Eso era un artilugio para reunir al público. El mensaje, en los montajes publicitarios, ingresa de forma subliminal. Fue en el discurso de cierre, nuevamente breve. Allí Macri dijo algo sobre el miedo y, sobre el final, con dramatismo, quebró estudiadamente su voz para pronunciar la frase que lo había subido al escenario: hagámoslo JUNN-TOSSS (así, separando las sílabas).

Pocas horas antes, en Córdoba se había presentado formalmente la alianza electoral PRO-UCR-Frente Cívico. Muchos creían que no se iba a lograr acuerdo entre las partes, porque el propio Macri venía afirmando ante la prensa que no pensaba resignar la candidatura de su referente local, el ex árbitro Héctor Baldassi, a la gobernación. Era su forma, poco sutil, de jugar al póker con sus aliados radicales y con su amigo De la Sota, que demoraba su foto con Massa a la espera de tener un panorama más acabado de la competencia provincial. Los radicales ya sabían que la alianza se haría, y que la discusión giraba en torno a quien ocuparía el primer y el segundo lugar de la fórmula, Baldassi o Aguad. Mientras terminaban de procesarse los números de la última encuesta que habían encargado para tomar la decisión. Ganó Aguad, Baldassi acompaña.

Es sencilla la modalidad que encontraron macristas, radicales y juecistas para distribuirse las candidaturas de su coalición electoral cordobesa: la primera fuerza encabeza la fórmula ejecutiva, la segunda va de vice, y la tercera lidera las listas legislativas. El resultado fue Oscar Aguad (UCR) a gobernador y Hector Baldassi (PRO) a vice en la provincia, Ramón Mestre (UCR) a intendente y el empresario Felipe Lábaque (PRO) como vice en la Capital, Luis Juez (FCyS) a senador nacional y su hermano Daniel Juez (FCyS) primero en la lista de legisladores. En Córdoba no hay PASO ni sistema de doble vuelta, razón por la cuál debían unirse o perder nuevamente contra el delasotista Juan Schiaretti, quien lideraba la intención de voto en un cuadro de fragmentación.

La alianza antiperonista mediterránea, que podría ser un tubo de ensayo para la presidencial, se llama, naturalmente, JUNTOS por Córdoba. «JUNTOS venimos bien » dicen, desde hace semanas o meses, los globos macristas en las calles porteñas. Hay dos significados detrás de la nueva denominación del macrismo. El primero es una marca política, que recrea un sentido de alianza, sin caer en esa palabra maldita, y diciendo lo menos posible. Estamos juntos, somos un equipo, no tenemos miedo, la gente: el macrismo insiste con la muerte de las ideologías y piensa seguir ese camino aséptico hasta el final. O, a lo sumo, hasta donde lo dejen.

El segundo es una fórmula política: sin internas en las PASO. Los radicales y Carrió, temerosos de la humillación electoral ante Macri en agosto, también sueñan con repetir (con el orden invertido, obviamente) el acuerdo de Córdoba: Sanz sería Baldassi y los cívicos de Carrió los hermanos Juez. ¿Una PASO en una interna entre dos grandes lemas (PRO-UCR-CC vs. Massa-De la Sota)? ¿O JUNTOS en las PASO, con la esperanza de ser la fórmula más votada de las primarias? Y, con ayudita mediática, confundir un poco al electorado sobre las implicancias de ello. Macri apuesta, esta vez, a juntar.

De todo eso se trataba, en resumidas cuentas, la puesta en escena de Mauricio Macri en la noche del 26 de abril. Una puesta pensada por un amplio “equipo” de campa- ña en el que conviven Durán Barba, publicistas del país y el exterior, la profesora de expresión corporal, y otras personas que conocen muy bien su oficio. Macri estaba lanzando una marca política, y se estaba adueñando de ella. Cabe recordar, de paso, que eso ya sucedió: el PRO era la denominación de la alianza entre Compromiso para el Cambio, el partido de Macri, y Recrear, el partido de López Murphy. Y luego fue el partido de Macri. Terminamos así, entonces, esta columna: con un pronóstico acerca del futuro de la UCR.

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