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Cinco lecciones de las elecciones paraguayas

Para bien o para mal, las elecciones paraguayas muestran cuáles son los medios para que un oficialismo sea competitivo

Cinco lecciones de las elecciones paraguayas

El pasado domingo 30 de abril, nuestra vecina República del Paraguay llevó adelante elecciones generales y departamentales. Las mismas terminaron con un triunfo del oficialista Partido Colorado, marcando la vigencia de su predominio en la política guaraní. 

No obstante, el triunfo de Santiago Peña no fue tan sencillo como se esperaba. En estas líneas pretendemos hacer un análisis respecto a qué lecciones podemos extraer de ellas. Esto, sin embargo, no quiere decir que todo pueda ser extrapolado a nuestra realidad. Pese a ello, hay factores que nos pueden servir para pensar otros procesos electorales en la región -incluido el argentino que está en marcha-.

  1. El Partido Colorado sigue siendo imbatible. Paraguay tiene una historia marcada por la evolución de la Asociación Nacional Republicana (ANR), popularmente conocida como "Partido Colorado". Esta fuerza política ha sido central en el devenir político paraguayo. Períodos de democracia, de dictadura -civil y militar- han ido de la mano de este "partido-estado", que es uno de los más poderosos del planeta. Sin embargo, esta centralidad de un partido no necesariamente habla de un régimen no democrático. Desde la caída de Alfredo Stroessner en 1989, el Partido Colorado ha sido el artífice de la transición democrática, particularmente a partir de su competencia interna. Las elecciones de este año no han sido la excepción, y muestran que el Partido Colorado logra retener al grueso de sus afiliados. La estructura no es una cáscara vacía, sino que retiene votos.
  2. El fortalecimiento de la interna partidaria puede brindar cartas de triunfo en la elección general. La llegada al poder de Peña se da en el marco de una feroz pelea entre las dos facciones principales del oficialismo. Peña, en sí mismo, es una figura "distinta" del ecosistema político paraguayo: de orígenes liberales, economista formado en Estados Unidos, y reconocido como exitoso ministro de hacienda del expresidente  Horacio Cartes. Peña, desde la salida del poder de Cartes en 2018, lideró la facción "Honor Colorado". Cartes se encuentra sancionado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, por antecedentes de lavado de dinero, corrupción, y vínculos con el crimen organizado y el terrorismo internacional (particularmente, con Hezbolá). Peña, como ya es costumbre en el Partido Colorado, se impuso en la interna como opositor a la facción del gobierno del presidente Mario Abdo Benítez. La disidencia interna, contenida por la estructura partidaria, fortaleció las chances de triunfo de los colorados. La única vez que el coloradismo perdió las elecciones presidenciales fue cuando no pudo contener su interna, y el principal opositor en la misma, decide ir a la presidencia por fuera del sello de la ANR.
  3. Para desafiar al oficialismo, es necesaria una candidatura competitiva, y evitar la fragmentación. Aquí, el triunfo colorado, no fue tanto por mérito propio, sino por errores no forzados de la oposición. El Partido Liberal Radical Auténtico, principal fuerza opositora, no logró repetir la hazaña del 2008, cuando en alianza con sectores de izquierda logró entronizar a Fernando Lugo. ¿Por qué? Efraín Alegre, candidato por tercera vez consecutiva a la presidencia, no logró unificar ni seducir a su espacio. Asimismo, la emergencia del antisistema Paraguayo Cubas (que, en algunas actitudes, puede asemejarse al fenómeno Milei en nuestro medio), restó chances a la oposición en su conjunto. Los colorados no tuvieron una oposición competitiva, con chances de darle batalla.
  4. El sistema electoral importa. En Paraguay, el candidato a la presidencia gana por simple pluralidad de votos. Quién tiene un voto más que los demás, se queda con el premio mayor, sin necesidad de segunda vuelta. En este contexto, la fragmentación antes mencionada facilita el triunfo de una fuerza tan consolidada como el Partido Colorado. Asimismo, se implementó por primera vez en una elección presidencial el sistema de "boleta única electrónica" (similar al utilizado en Salta y Neuquén en nuestro país, y que se usará en las próximas elecciones porteñas). Si bien ya existen antecedentes de voto electrónico en el Paraguay (destacándose el uso en instancias anteriores de urnas electrónicas brasileñas), esta elección marcó el primer uso efectivo, casi sin objeciones, de un instrumento de sufragio electrónico. ¿Cuáles fueron las críticas? La mala capacitación del electorado, la que llevó a demoras en el proceso de votación. ¿Cuál fue su ventaja? La velocidad en los resultados. Las incógnitas sobre la elección dieron lugar rápidamente a las negociaciones para la conformación de los equipos de gobierno, o lo que resulta lo mismo en este caso, la negociación dentro de las internas coloradas.
  5. El resultado económico importa. El triunfo del Partido Colorado fue posible, particularmente por buenos resultados económicos en tiempos recientes -particularmente durante la gestión de Peña en el ministerio de hacienda, hace poco menos de 10 años-. El estancamiento de la economía paraguaya observado recientemente no fue tan atribuido al Partido Colorado, como al gobierno de Abdo Benítez en si mismo y a la coyuntura que le toca vivir (sequía, efectos de la post-pandemia, por mencionar algunos). Los desafíos de Peña, ahora, son los de administrar la interna colorada de forma tal de revertir esta situación.

Las elecciones paraguayas, así, nos brindan cinco lecciones específicas. Vale la pena, desde aquí, señalar que el oficialismo paraguayo es el único en la región en los últimos cinco años en mostrar un triunfo en elecciones presidenciales. 

Un primer acercamiento a las causas de este fenómeno nos muestra que eso puede deberse a que los colorados logran ser flexibles hacia su interior, de forma tal de poder mostrarse parcialmente como una opción opositora. La apertura competitiva de su interna, el orden posterior, combinado con una elevada fragmentación, un sistema electoral que limita las opciones para que los actores coordinen, y buenos resultados para mostrar, resultan la clave. 

Esto, sin embargo, no muestra otro factor: el desarrollo de redes clientelares y territoriales de largo arraigo en la política paraguaya. 

En síntesis, para bien o para mal, las elecciones paraguayas muestran cuáles son los medios para que un oficialismo sea competitivo. No es solo territorio, sino que son decisiones políticas de diversas áreas las que fortalecieron a esta opción política, y la llevaron a un triunfo electoral indiscutible.

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