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La coordinación autoritaria en el marco de la Cumbre de las Américas

¿El aislamiento no es justamente el objetivo del club autoritario? ¿A quién acuden los autócratas de nuestra región cuando se les excluye?

La Cumbre de las Américas se convierte en un club exclusivo de demócratas (con cada vez menos socios)
La Cumbre de las Américas se convierte en un club exclusivo de demócratas (con cada vez menos socios)
Jesús Delgado Valery 02 junio de 2022

Difícilmente se pueda considerar la próxima Cumbre de las Américas como un hito de la región en materia democrática. Tal como la primera edición (1994), se celebrará en Estados Unidos. En aquella oportunidad, se realizó bajo la administración de Bill Clinton en el apogeo del modelo democrático liberal, siendo Cuba la única dictadura latinoamericana, aunque con algunos regímenes híbridos, unos tendiendo hacia la democratización, y otros a la autocratización. 

Hoy son otros los desafíos con los que se encuentra la región. De acuerdo al documento organizativo de la Cumbre, “la pandemia de Covid-19 y las grietas que ha dejado al descubierto en los sistemas sanitarios, económicos, educativos y sociales; incluyen las amenazas a la democracia; la crisis climática; y la falta de acceso equitativo a oportunidades económicas, sociales y políticas, lo que supone una pesada carga para los más vulnerables e infrarrepresentados entre nosotros”.

Las consecuencias económicas y sociales de la pandemia, la desigualdad, la pobreza y el cambio climático, son problemas que se abordan de manera distinta dependiendo del tipo de régimen que gobierne: democrático o autocrático. 

Y si en la edición de 1994 aun había una “resaca” democrática luego de la caída del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética, en este momento hay otro acontecimiento global (la agresión militar de Rusia a Ucrania), que ha obligado a los gobiernos de la región y del mundo a tomar partido, ya no solo entre el agresor y el agredido, sino entre dos modelos antagónicos: democracia y autocracia.

Esta coyuntura también ha puesto en relieve las estrategias de coordinación de los regímenes democráticos y los autocráticos, y la Cumbre de las Américas, como un evento regional que convoca a diversos actores, entre ellos, gobernantes, ha desnudado los dos tipos de abordaje. 

  • La administración de Estados Unidos no confirmó la invitación a los gobiernos (sí a los representantes de sociedad civil) de Cuba, Nicaragua y Venezuela, debido a las sobradamente documentadas violaciones a los derechos humanos promovidas por sus autoridades.

Mientras se confirmaba la participación de los gobiernos preocupados por las formas democráticas, se dejaba saber por distintos canales que los regímenes autoritarios no serían bienvenidos, aunque sin descartarlos totalmente. El objetivo es aislar a aquellos que no se preocupan en cumplir con lo previsto en los más básicos instrumentos internacionales. 

Sin embargo, no existió una coordinación regional en este sentido, es decir, las democracias no están acompañando esta medida activamente, no hay un marco de acción compartido (más allá de instrumentos como la Carta Democrática Interamericana), comunicados conjuntos, ni tampoco se ha anunciado hasta el momento algún incentivo para los excluidos, por ejemplo, que ante ciertas concesiones democráticas por parte de los autócratas (liberación de presos políticos, condiciones electorales, etcétera), puedan ser invitados.

Mientras tanto, los regímenes autoritarios han mostrado un nivel sofisticado de coordinación. Si ya han infiltrado cumbres anteriores, en las que han boicoteado actividades con muy poco esfuerzo, en este caso las tres dictaduras latinoamericanas han sido apoyadas abiertamente por México, Honduras y Bolivia. 

Por su parte, otros gobernantes como los de Argentina y Chile, si bien no han condicionado su participación, sí se han expresado a favor de que se invite a todos los países. Por último, los integrantes de la Comunidad del Caribe (CARICOM) también anunciaron su declinación a la invitación ante las ausencias de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Rusia y China, principales líderes del club autoritario internacional, tienen años trabajando en acciones que exacerben los conflictos de las sociedades abiertas, aprovechando justamente las libertades propias de esta. 

De acuerdo a Armando Chaguaceda y Claudia Mare, “el impacto de poder incisivo (para promover las autocracias) va destinado a perjudicar y censurar la libre expresión, neutralizar las instituciones independientes y distorsionar el entorno político, a menudo socavando la integridad de las instituciones democráticas” (“El poder de Rusia en Latinoamérica. Autocracia global, influencia regional”).

La pandemia y sus consecuencias económicas y sociales han catalizado el malestar que ya existía en la región con la democracia. La ciudadanía se siente en general defraudada, y considera que sus condiciones de vida no solo no mejoran, sino que empeoran. De acuerdo a distintos estudios, buena parte de los ciudadanos aceptaría un régimen autoritario a cambio de mejores condiciones económicas. 

Mientras la Cumbre de las Américas se convierte en un club exclusivo de demócratas (con cada vez menos socios), el club autoritario ofrece mayores incentivos: vacunas, barbijos y material sanitario, cómodas líneas de crédito, cooperación militar, solidaridad autocrática internacional y opacidad, encontrando más interesados.

No pretendemos dar una respuesta simple sobre cómo actuar ante el retroceso democrático. Pero sí buscamos poner en tela de juicio la utilidad de hacer una cumbre aséptica, higienizada o endogámica.

Más bien, parece que solo se castiga a los regímenes autoritarios, reforzando su narrativa de exclusión y victimismo, y se les ahorra el tener que rendir cuentas y ser confrontados por sus pares democráticos, como pasó por ejemplo cuando Luis Lacalle Pou le recitó el tema “Patria y Vida” a Miguel Díaz-Canel en la CELAC.

¿Es conveniente que en un contexto de retroceso democrático en el mundo y, específicamente en la región, las instancias regionales e internacionales expulsen a los autócratas (en vez de exigirles condiciones)? ¿El aislamiento no es justamente el objetivo de la cooperación autocrática internacional? ¿A quién acuden los autócratas de nuestra región cuando se les excluye? 

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