A siete meses de las elecciones generales en Argentina, encuestadores y analistas destacan la notable distancia entre la cantidad de votos que el Frente de Todos y Juntos por el Cambio obtuvieron en 2019 y los magros valores que distintos estudios arrojan en la actualidad.
Si bien existen múltiples explicaciones sobre el por qué el electorado se refugia en la indefinición, el silencio o en inclinarse por terceros y cuartos candidatos, no se trata de un fenómeno exclusivamente local. Esto, lejos de ser un paliativo, resulta aún más preocupante, porque se refiere a un fenómeno global.
Obtener votos se volvió un objetivo cada vez más difícil de materializar. La desafección con los partidos políticos, la distancia afectiva respecto a los candidatos, el descontento con los resultados de las gestiones de gobierno y la insatisfacción con la democracia aparecen entre las principales explicaciones que académicos y estudiosos identifican como explicación de este fenómeno.
Analizando el porcentaje de votos obtenidos por los ganadores de las últimas 8 elecciones presidenciales generales, en 15 países latinoamericanos, los resultados son contundentes: hace ocho elecciones atrás, los ganadores obtenían, en promedio, 46,5% de los votos, pero hoy apenas superan el 35%. En otras palabras, el 24% del caudal electoral de los vencedores, se perdió.
Cada vez es más difícil que el ganador conquiste al electorado.
Como consecuencias de esto, con mayor frecuencia llegan al poder presidentes electoralmente débiles, lo que en algunos países condiciona gran parte de su capacidad de gestión y estabilidad. En otros casos se necesita recurrir a instancias de balotajes para generar mayorías electorales, pero que al hacerlo, pueden reforzar la idea de una sociedad polarizada aunque esta sea generada de manera artificial.
Ante esta dificultad, los equipos de campaña recurren a distintas estrategias como la polarización y la fragmentación. Mientras la primera busca reducir discursivamente la contienda a dos opciones, la segunda apunta a distribuir los votos entre muchos candidatos.
El punto de partida es el mismo: cada vez es más difícil conseguir votos.
