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¿Cómo le fue a los radicales que apoyaron gobiernos ajenos?

La UCR sufrió migraciones hacia el conservadorismo, los militares, los peronistas, la guerrilla... Algunos hicieron carrera personal. Nada organizado sobrevivió. 

El radicalismo enfrentó a los gobiernos de la Generación del Ochenta, a las dictaduras militares y a los diversos peronismos, con matices.
El radicalismo enfrentó a los gobiernos de la Generación del Ochenta, a las dictaduras militares y a los diversos peronismos, con matices. .
Oscar Muiño 29 febrero de 2024

¡Que se rompa / y no se doble / el partido radical! La estrofa de su himno envanece a los radicales. Memora etapas de resistencia, de lucha, de intransigencia. Poco se habla, en cambio, de sus vacilaciones, sus agachadas, de quienes eligieron "doblarse" y colaborar con fuerzas ajenas.

El radicalismo enfrentó a los gobiernos de la Generación del Ochenta, a las dictaduras militares y a

los diversos peronismos, con matices. En todos los casos hubo quienes eligieron colaborar con los oficialismos. Ninguno sobrevivió ni dejó huella. Todo partido busca representar un sector cultural, social, económico, de ideas. La UCR creció cada vez que lo supo y desarrolló políticas afines. Y retrocedió cada vez que perdió esa brújula.

130 años con héroes y villanos

Antes de existir, el radicalismo ya había volteado un presidente. Su bautismo de fuego fue la Revolución de julio de 1890 que liquidó a Juárez Celman, aquel gobernante ultraliberal, casi libertario, que vendía toda propiedad estatal y rehusaba otorgar el voto a todos los ciudadanos. "En la perspectiva del presidente Julio A. Roca primero y sobre todo de Miguel Juárez Celman después,  consolidar ese nuevo orden requería la eliminación del disenso" (Ana Virginia Persello).

De esa Revolución nació la Unión Cívica. Antes de cumplir un año ya se había roto entre la Unión Cívica Radical de Leandro Alem y la Unión Cívica Nacional del ex presidente Bartolomé Mitre. ¿Por qué la división? los alemnistas quieren seguir la pelea, Mitre negociar con Julio Roca, quien le promete apoyarlo para  volver a la Casa Rosada. Mitre le cree... Cuando descubre el engaño, es tarde. 

Los radicales volvieron a levantarse en armas en 1893. Otra vez fueron vencidos. La lucha intestina ya marcaba al flamante partido. Alem e Yrigoyen eran tío y sobrino; el parentesco no impidió la disputa entre el orador brillante y el constructor silencioso. Gana Hipólito; Alem se pega un tiro.

Arreglar con Roca

La abstención conlleva más pesares que placeres. Muchos radicales se hartan del llano. Quieren cargos, presentarse a elecciones a toda costa. Bernardo de Irigoyen, un jefe respetado, prefiere las efectividades conducentes a la ilusión revolucionaria. Negocia con Pellegrini y Mitre. Para ellos, los pactos entre notables son una guía para la construcción política... y personal.

Los participacionistas triunfan. La Convención radical de 1897 abandona la abstención. Irigoyen aplasta a Yrigoyen: 65 convencionales contra apenas 22. El derrotado Hipólito hace lo único que puede para evitar el acuerdo con los conservadores: disuelve el Comité Provincia de Buenos Aires. Sin él, la fantasía presidencial de Don Bernardo se diluye, pero el hombre igual liga: a cambio de apoyar una nueva presidencia Roca, Don Bernardo logra la gobernación de Buenos Aires. Los radicales se dispersan. "Todo parecería señalar el ocaso de la UCR" (Hebe Clementi).

Incorporados al poder, los radicales acuerdistas se difuminan, tragados por el oficialismo. En cambio, muchos de los que se fueron empiezan a volver. En septiembre de 1903 reaparece el Comité Capital, en febrero de 1904 se rearma el Comité Nacional. "El radicalismo sin autoridades y sin disciplina de partido ha subsistido como tendencia y se ha acentuado vigorosamente como anhelo colectivo, cubriendo con brillante juventud los claros abiertos por el escepticismo y las impaciencias y salvando el honor de su bandera y el prestigio de su causa con el decoro de los que prefirieron la abstención digna al éxito fácil" (Manifiesto del Comité Nacional, febrero 29 de 1904). 

Se ratifica la abstención. Yrigoyen es el alma de otra revolución, el alzamiento de 1905. Gran movilización y nueva derrota. En 1910, luego de otro fraude, asume la presidencia Roque Sáenz Peña. Reformista y anti-roquista, decide incorporar al radicalismo a la vida política. Ofrece ministerios a Yrigoyen, quien rehúsa pero reclama el voto masculino universal. Así se pacta.

Sáenz Peña muere antes de las primeras elecciones libres, que consagran a Yrigoyen para 1916-22. Los conservadores no aceptan colaborar con el nuevo presidente, que gobierna con minorías en Diputados y en el Senado. Cuando Marcelo de Alvear sucede a Yrigoyen (1922-28), la interna desborda. Brotan disidencias en provincias, se multiplican las escisiones. Los radicales galerita

- Yrigoyen los bautizará "oligarcas de boina blanca"- buscan acuerdos con los conservadores. Fundan la UCR Antipersonalista y levantan contra Yrigoyen la fórmula Melo-Gallo, acompañada por la Confederación de las Derechas. En 1928 Yrigoyen arrasa: 840.000 votos contra 440.000 de Melo. Los antipersonalistas no aguantan: conspiran con los conservadores y el Partido Socialista Independiente. Es la Concordancia, rebautizada "el contubernio".

Del cuartel al fraude

En 1930 un golpe militar derroca a Yrigoyen, disuelve el Congreso y persigue a los yrigoyenistas. Muchos "radicales de mesa servida" se alejan. También hay un cruce inverso; intelectuales como Ricardo Rojas y Arturo Capdevila se afilian al radicalismo en desgracia. Alvear entrevista al dictador Uriburu, critica a Yrigoyen, pero se niega a expulsar a los yrigoyenistas de la UCR. Uriburu veta la fórmula Alvear-Güemes y el radicalismo vuelve a la abstención. La Concordancia elige presidente a Agustín P. Justo (1932-38), ex ministro de Alvear. Yrigoyen muere en 1933.

Alvear mandará hasta su muerte. Muchos yrigoyenistas desconfían de él. Oficiales radicales protagonizan rebeliones. Alvear no los acompaña pero mantiene la abstención. Otra vez brotan radicales que quieren elecciones. Saben que no les darán la presidencia pero anhelan diputaciones, concejalías y hasta alguna gobernación. El Comité de Tucumán desobedece al partido nacional, aprovecha la intervención federal contra el gobernador liberal Juan Nougués -ha enfurecido a los dueños de ingenios azucareros - se presenta en 1934 ¡y gana la gobernación!

Marcelo Torcuato de Alvear
Marcelo Torcuato de Alvear

La victoria entusiasma. Los concurrencistas, como siempre, invocan patriotismo para "buscar las grandes soluciones del país" (José Luis Cantilo, enero 2 de 1935). Los yrigoyenistas rechazan todo pacto o negociación con el régimen. La Convención abandona la abstención  por 98 a 49 votos. Arturo Jauretche y otros jóvenes yrigoyenistas fundan FORJA y quieren volver a la abstención. Alvear no los escucha. "La relación de fuerzas internas había cambiado" (Persello). Comienza el camino que liquidará a la UCR como partido mayoritario.

Triunfo y claudicación

La UCR gana Córdoba luego de memorable tiroteo entre policías oficialistas y radicales armados que defienden las urnas. Siete policías mueren por los certeros balazos de un radical campeón de tiro. Asume Amadeo Sabattini, lejano al alvearismo.

El fraude oficialista es selectivo: implacable en la elección de presidente y gobernador de Buenos Aires, inexistente en la Capital (donde el intendente es designado por el presidente). Las elecciones de 1936 no dejan mayorías para nadie. El radicalismo podría convocar a otras fuerzas opositoras...pero no. "Transcurrido el período parlamentario de 1936 arreciaron las críticas. Se acusaba a los diputados de caer en la incondicionalidad y la capitulación con la excusa del ´mito de la pacificación nacional´ (...)  acentuando la confusión popular a tal punto que no estaba claro quiénes eran los oficialistas" (Persello).

"En los dos años que siguen, la representación radical jugará el triste papel de ceder a la sanción  de un conjunto de leyes, concordantes con el pacto Roca-Runciman (...) El propio vicepresidente del Banco de Inglaterra Otto Niemeyer había recomendado que la sanción de dichas leyes se hiciera en bloque, en una sola operación" (Hebe Clementi).  En 1935 se convierten en ley las reformas financieras y creación del Banco Central (leyes 12.155; 12.156; 12.157; 12.158; 12.159 y 12.160). 

"Al incorporarse al parlamento, los legisladores radicales plantearon disidencias solo parciales con las iniciativas del ejecutivo" (Persello). Con la excusa de "las necesidades supremas del país, se inició la dilapidación de la gran herencia radical, así se preparó el campo para el avance de tendencias totalitarias, que mostraban el fraude y la claudicación de las representaciones populares como características inherentes e irremediables al régimen democrático" (Gabriel Del Mazo). Para colmo, concejales radicales votan la escandalosa renovación de contratos de electricidad; los sobornos van a pagar la campaña presidencial de 1937 y salpican la integridad de su líder.

Alvear sigue negociando. No puede creer que sus adversarios -muchos han colaborado en su gobierno- vayan a seguir trampeándolo. Yerra. Con fraude escandaloso, Alvear es derrotado por Roberto Ortiz, otro ex ministro suyo, líder de la UCR Antipersonalista. Desde 1938 Ortiz intenta desmontar el fraude pero la diabetes y la resistencia de sus aliados conservadores lo obligan a resignar el poder. Asume Ramón Castillo, conservador tradicional y partidario del fraude.

Al abandonar la abstención, los radicales han logrado algunas gobernaciones y numerosos legisladores...pero han perdido el mito de su invencibilidad y, peor aún, han sembrado dudas sobre su alma y razón de ser. Nuevos dirigentes combativos -Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Crisólogo Larralde, Moisés Lebensohn - acusan al alvearismo de "indiferenciación con el gobierno".

"Un grupo importante de radicales acentuaba el contenido igualitario de la democracia y entendía que sin justicia social los principios republicanos eran una ficción" (Persello). El alvearismo no contestaba a sus rivales internos; consideraba que vivían en el pasado, no comprendían las realidades del poder. Como toda conducción claudicante, evitaba la discusión. Postura con herederos hasta hoy...

Con las banderas sociales en disponibilidad, Juan Perón les arrebatará principios y votos. Antes, en 1942, los conservadores les ganan Capital, Entre Ríos y Tucumán, sin trampa.

Con y contra Perón

Mueren en hilera Alvear (marzo de 1942), Ortiz (julio de 1942) y Justo (11 de enero de 1943). Faltan meses para un nuevo fraude presidencial. Las Fuerzas Armadas no van a permitirlo. Toman el poder. Los radicales aplauden el golpe de 1943, que ha echado a los que derrocaron a Yrigoyen.

El alvearismo conserva la conducción. No percibe que la política social de la dictadura militar 1943-46 atrae a muchos de sus seguidores, como el caudillo jujeño Miguel Tanco, el santafesino Armando Antille, Juan Isaac Cooke (padre del futuro delegado personal de Perón John William Cooke), el director del yrigoyenista La Época, Eduardo Colom, el futuro presidente del PJ Alejandro Leloir, el yrigoyenista Diego Luis Molinari (coautor del proyecto de nacionalización del petróleo), o Arturo Jauretche de FORJA. En los comicios de febrero de 1946 habrá dos boletas de la UCR. Una oficial con Tamborini-Mosca (pésimo binomio de anti-yrigoyenistas), otra de la UCR-Junta Renovadora con Perón-Quijano (radical correntino). Quijano será vice hasta su muerte, otros radicales harán carrera, pero su organización es dinamitada: en 1947 Perón los obliga a disolver la UCR Junta Renovadora e incorporarse al flamante Partido Justicialista.

Los alvearistas derrotados por Perón son desafiados por una camada joven. El Movimiento de Intransigencia y Renovación emite la Declaración de Avellaneda, que evalúa la historia argentina con dos actores: uno oligárquico y el otro popular, donde inscribe a la UCR. Balbín, Frondizi, Larralde, Lebensohn ganan el Comité Nacional en 1948. Serán mayoría partidaria por medio siglo.

De la vieja guardia sobrevive Sabattini, que ha rechazado la vicepresidencia ofrecida por Perón. Los alvearistas, en minoría, piden que la intransigencia no exhiba sus posiciones más estatistas y sociales para "preservar la unidad partidaria". No lo logran.

La UCR, perseguida entre 1946-55, se integra al gobierno de la Revolución Libertadora. Por única vez en el siglo veinte coincidirá, brevemente, con los conservadores. Pero el partido se rompe en seguida, en 1956, entre UCR Intransigente y UCR del Pueblo. La primera convocó  figuras talentosas, se alió con Perón, ganó por paliza la presidencia y muchas gobernaciones en 1958. Por primera vez un presidente radical dominaba el esquivo Senado. Su rumbo es cuestionado por sectores propios, el vicepresidente Alejandro Gómez y otros dirigentes renuncian. "No resistió el tránsito por el gobierno. No fortaleció su organización ni su identidad" (Persello). La UCRI  desapareció pronto como opción de poder. La UCRP de Balbín, derrotada en 1958, entra a la Casa Rosada en 1963: la presidencia de Arturo Illia se hace sólo con radicales: intervencionismo estatal (choca con las petroleras y los laboratorios), mejora del ingreso asalariado, política internacional autónoma y apoyo a "los pueblos que luchan por su liberación". Derrocada en 1966, la UCR es menospreciada por justicialistas, militares y la gran prensa que auguran su extinción. 

Desde la clandestinidad, jóvenes radicales fundan la Junta Coordinadora Nacional de la JR y hegemonizan la Franja Morada, que gobernará la Federación Universitaria Argentina hasta hoy. La JR converge con la Juventud Peronista y las izquierdas en desgastar la dictadura de la Revolución Argentina (1966-73). Hay pequeñas rupturas. Cuando los hijos de anti-peronistas imaginaron un Perón revolucionario, algunos jóvenes radicales, igual que jóvenes marxistas, se arrimaron al jefe justicialista. Otro grupo migraría hacia la guerrilla del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Quienes llegaron al peronismo fueron tragados por él. Los del PRT murieron casi todos.

Balbín inventa la Hora del Pueblo para forzar elecciones. En su ocaso, los militares convocan al Ministerio del Interior a un radical Arturo Mor Roig. El golpe de 1966 ha expulsado a los radicales, pero un ministro radical da la imagen de una UCR oficialista, lo que beneficia al peronismo.

 En 1973 Perón promueve un pacto con Balbín. Desde antes de las elecciones, promete apoyar un gobierno radical y espera ser respaldado por los radicales si gana el PJ. "El que gana gobierna, el que pierde ayuda", sintetiza Balbín. El pacto cosecha votos: Perón arrasa con sesenta por ciento de los votos, Balbín llega a un cuarto del electorado. Las derechas promilitares bajan del 20 por ciento.

La muerte de Perón es devastadora. Su viuda y sucesora Isabel Martínez se va encerrando y Balbín no tienen más remedio que renunciar a un diálogo que no produce consecuencias. La dictadura de 1976 produjo colaboracionismo en numerosas fuerzas. Parte del peronismo político y sindical, intendentes radicales de pequeños pueblos, el Partido Comunista. Poco a poco Ricardo Balbín fue endureciéndose, hasta crear la Multipartidaria, donde convocó a los partidos, salvo a liberales y conservadores, para exigir elecciones. Más duro fue Raúl Alfonsín, quien denunció las violaciones a los derechos humanos y sociales. Tras la muerte de Balbín, la UCR se encolumnó con Alfonsín. Esta vez, a diferencia de 1958 y 1973, es el peronismo el que queda pegado al régimen saliente.

En 1983 la magia de Alfonsín devolvió a la UCR a numerosas organizaciones provinciales que se habían ido con Frondizi. Triplica sus afiliados, de medio millón a un millón y medio. Primer triunfo en comicios presidenciales sobre el PJ, por 52% a 39 %. El peronismo no acepta su derrota y -salvo excepciones - tratará de desestabilizar al gobierno desde el inicio. En 1989 Carlos Menem llega a la presidencia, la UCR es su mayor rival. Cuando Menem lanza su reforma de la Constitución, Alfonsín promueve un Comando del No. Fracasa; los gobernadores radicales no lo acompañan. Alfonsín y Menem acuerdan una reforma pactada. Los ciudadanos radicales se enojan. La UCR pierde casi la mitad de sus votantes entre 1993 y 1994. Una nueva fuerza (el Frente Grande, luego el Frepaso)  captura esos votos y en 1995 desplaza a la UCR al tercer lugar en el comicio presidencial.

Alfonsín acuerda con Chacho Álvarez, jefe del Frepaso. Tras la interna, sale la fórmula Fernando De la Rúa-Álvarez, que derrota al peronismo en 1999. El radicalismo permaneció unido hasta el estallido del gobierno de la Alianza, en 2001. Allí sufrió inmensa migración. Por izquierda, Elisa Carrió y su Agrupación para la República de Iguales. Por derecha Recrear de Ricardo López Murphy. Sumados, en 2003 lograron un tercio de los votos. La UCR oficial tuvo su peor resultado.

ARI y Recrear perderán musculatura y la UCR volverá a cosechar más votos que ambos sumados. Recrear fue absorbido por Mauricio Macri, y Carrió mantuvo su autonomía, a costa de encogerse.

Cristina, Cobos y vos

Néstor Kirchner ha triunfado con un modesto 23 %. Para aumentar su poder en 2005 liquida a su mentor Eduardo Duhalde. Quiere más: captar gobernadores e intendentes radicales. El encargado del armado en la UCR es Alfredo Cornejo, hombre de confianza y ex ministro del gobernador Julio Cobos. Mendoza es la provincia más grande que gobiernan los radicales y arrastrará a buena parte de dirigentes a pactar con los K.  Pablo Verani, gobernador de Río Negro, el santiagueño Julio Zamora, Pechi Quiroga en Neuquén, Mario Meoni de Junín, Cachi Gutiérrez de Pergamino, Maurice Closs, presidente de la UCR misionera.... Un paquete de votos.  A diferencia de Perón, que convocaba radicales antes del comicio, Kirchner los buscaba después: sumaba así gobernaciones e intendencias que había sido elegidas contra él. Una burla al pacto elector-elegido.

Cristina, Cobos y vos. 2007.
Cristina, Cobos y vos. 2007.

Alfonsín, preocupado, busca "un candidato sin partido" para sumarse a la UCR, "un partido sin candidato". Nace la fórmula Lavagna-Morales. Saldrá tercera, detrás de Cristina-Cobos y de Carrió. El choque K con el campo rompe la relación de Cobos con el gobierno, pero muchos radicales quedan aferrados a la Casa Rosada, con suerte dispar: Zamora deviene hegemónico hasta hoy. Los correntinos harán equilibrios. Los radicales rionegrinos, que habían gobernado desde 1983, se empequeñecen. 

Otros distritos, como Catamarca y varias intendencias, perderán el poder en 2007 y no recobrarán su competitividad. Los propios mendocinos perderán dos gobernaciones seguidas, pero  Cobos y Cornejo rompen rápido con Kirchner, los gobernadores peronistas hacen muy malas gestiones, y la UCR mendocina se recobrará. El Chaco, la única provincia radical que se para de manos, también cae en 2007. Pero su resistencia tiene premio: recobrarán Chaco en 2023 contra Jorge Capitanich, el mismo que los había vencido en 2007...

En marzo de 2009 muere Alfonsín. "La política radical giró treinta años alrededor de Alfonsín para apoyarlo o criticarlo. Con su desaparición quedó girando en el vacío" (Mario Losada). Un mes después, el último intento radical para disputar el poder. Converge en el Acuerdo Cívico y Social con los socialistas, Elisa Carrió, Margarita Stolbizer. Pese a superar el 30 por ciento y aumentar su representación parlamentaria, el frente se deshace. En 2011 Ricardo Alfonsín pacta con Francisco De Narváez y presenta su candidatura presidencial. Queda tercero, con el 11 por ciento de los votos.

Raúl Alfonsín junto a Antonio Cafiero, durante la Semana Santa de 1987.
Raúl Alfonsín junto a Antonio Cafiero, durante la Semana Santa de 1987.

La Convención de Gualeguaychú fue una decisión desesperada ante el patoterismo -más verbal que fáctico, pero patoterismo al fin - de los K y su Vamos por Todo. Carrió y gran parte de la UCR deciden unirse con el jefe de gobierno de la Capital Mauricio Macri. A 48 horas del acuerdo, Macri anunció que no pensaba compartir el poder. Los radicales no reaccionaron. A partir de allí, la relación con el PRO será de sometimiento. La UCR ahuecó su autonomía, postergó su legado, extravió su objetivo y terminó jugando internas ajenas (la última entre dos candidatos del PRO, Larreta y Bullrich en 2023).  Muchos de sus dirigentes prefirieron convertirse en favoritos de Macri que convertir a la UCR  en opción de poder.

Los rupturistas

No hay vocaciones que reivindiquen la historia de los colabo. Como no las hay de los franceses proalemanes, de los ucranianos que apoyaron a Hitler, ni de los polacos que obedecieron a los rusos. Los caciques indios que traicionaron a los suyos, los hindúes que se enrolaron en los regimientos cipayos para sostener la dominación inglesa. Sin embargo, en todas esas experiencias -igual que con los radicales colaboracionistas de diversas épocas - hubo figuras que consiguieron honores y riquezas. Ninguno consiguió que la historia los absuelva ni que el futuro los honre.

Las rupturas terminaron en el Mar de la Nada. Los radicales que se fueron antes de 1916 se extinguieron con velocidad. Igual que los sucesores, hasta hoy. Así como la inconducta termina pagando, la coherencia tiene premio. Al final, muy al final del camino. El 29 de diciembre de 2023, en Paso de los Libres, como todos los años, fueron homenajeados los caídos en los combates de San Joaquín y Paso de los Libres, último alzamiento armado del radicalismo contra el Régimen, en 1933. Nadie evoca, en cambio, al ex radical Ortiz, ministro de Alvear y presidente de la Nación desde 1938, ni a la UCR Antipersonalista. La historia tiene sus propios valores para calificar las huellas que los hombres dejaron en ella...

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