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Interrogantes Bonaerenses

Kicillof tiene un piso apreciable y una oposición dividida tendría pocas chances.

La Prov. de Buenos Aires puede ser de vital importancia para avizorar lo que puede ocurrir en la elección presidencial.
La Prov. de Buenos Aires puede ser de vital importancia para avizorar lo que puede ocurrir en la elección presidencial.
Carlos Fara 25 noviembre de 2022

Por razones obvias, todo lo que pueda suceder el año próximo en la provincia de Buenos Aires (PBA) puede ser de vital importancia para avizorar lo que puede ocurrir en la elección presidencial. Al respecto hay al menos dos debates que trascienden a los medios a partir de los análisis que se hacen en el oficialismo y la oposición.

1. Puede haber triunfo del Frente de Todos para la gobernación bonaerense pese a una victoria de Juntos en la presidencial.

Que haya presidente de una fuerza y gobernador de otra solo sucedió una vez en la historia pos 1853: en 1999 cuando se impuso Ruckauf apelando a "ir colgado" de dos boletas presidenciales, la de Duhalde y la de Cavallo. Ese experimento de la ciudadanía terminó mal, ya que los déficits de la administración De la Rúa dispararon un operativo del peronismo que concluyó en los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001. No se volvió a repetir nunca más en los 20 años siguientes. 

¿De dónde parte la hipótesis? De que el gobernador Kicillof tiene un piso apreciable y a la oposición dividida no le alcanzaría para ganarle, además de no tener Juntos un candidato tan competitivo por ahora. Teniendo en cuenta además el fenómeno Milei, quien arrastraría a su candidato a gobernador a su mismo nivel de votación presidencial, haría que el actual mandatario se impusiese en el medio de una fuerte fragmentación. 

Desde el punto de vista estadístico y de la sociología electoral, "ceteris paribus", parecería razonable. Sin embargo, hay varios elementos para poner en cuestionamiento. Primero, todo es dinámico, de modo que son conclusiones solo con la foto de hoy en la mano. Segundo, ese cuadro descripto en el párrafo anterior obvia la historia: dada la experiencia ¿no es que en realidad el electorado bonaerense define en función de una corriente nacional (siendo el 40 % del padrón nacional), y no como si se tratase de una elección para gobernador aislada? Si alguien se hubiese dejado llevar por el desempeño de la primaria peronista en 2015, el Frente para la Victoria debería haberse impuesto con comodidad a la candidata de Cambiemos. Pero... (siempre hay un pero), el electorado que no fue a las PASO pero sí a la general, fue contundente en su apoyo masivo a Vidal. 

Por eso, las preguntas a) "¿quién no quiere que gane?" y b) "¿quién cree que ganará" son fundamentales en cualquier encuesta ya que nos orienta sobre probabilidades de comportamiento del voto en función de sincronizar expectativas frente a temores. 

2. El voto del tercero en las PASO -supuestamente el candidato de Milei- se diluye en una polarización en la general.

Según esta reflexión, desde el kirchnerismo, había que quitar las PASO de modo que la gente que quiere a Milei y -hipotéticamente- traslada la gran mayoría de sus votos a su candidato a gobernador, no se desgrane en la general al tomar conciencia de que su preferido solo ayuda a fragmentar el voto no peronista. El otro supuesto atrás de esto es que el economista fundamentalmente le quita votos a Juntos.

Lo primero para señalar es que no siempre el voto del tercero en las primarias se diluye en la general. Por ejemplo, en 2015 Felipe Solá -candidato a gobernador de Massa- mantuvo un caudal semejante en ambos comicios. En 2019, la fórmula para gobernador de Lavagna presidente perdió solo 1 punto sobre 6 entre las PASO y la general. O sea, es muy relativo.

Luego, vale decir que el caudal de Milei es hoy mucho más variopinto y transversal que la simple coordenada ideológica que lo califica como "de derecha". Esto significa que no solo le saca votos a la principal oposición.   

Epílogo: estamos asistiendo a análisis muy superficiales sobre cómo se conforman los comportamientos electorales en la PBA, lo que podría llevar a más de un error en la toma de decisiones estratégicas por parte de los principales actores. Al final, nunca ocurre lo que la mayoría no quiere que suceda o, dicho de otra forma, pasa lo que la mayoría quiere que pase.


 

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