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No la ven

Si el discurso antipolítico no recibe rechazo en las urnas, y la sociedad vota en contra de la política tradicional, quizás con hacer lo mismo de forma repetida estés ayudando al presidente.

Dime quien patalea y te diré quién era beneficiado.
Dime quien patalea y te diré quién era beneficiado.
Lucas Sebastián Raffo 26 diciembre de 2023

Teorema de Baglini. No tiene estructura. No tiene partido. Una cosa es la tele, otra la política. Que necesita fiscales. Que necesita gobernadores. Intendentes. Diputados. Senadores. Acuerdos mediáticos. Estructura. Las medidas son inviables. Nadie gana prometiendo ajuste. Que la motosierra asusta. Que los derechos. Que la democracia. Que le da la espalda al Congreso. Que las marchas. Que el Decreto. Que la casta ¿No la vimos? No la ven.

Este artículo tiene toda la intención de ser antipático, sobre todo porque en estas páginas hace rato que advertimos que céteris páribus, el triunfo de Javier Milei tenía cada vez más posibilidades de ser real. Insistir con el mismo prisma de análisis con el cual se pifió durante todo 2021-2022-2023 es no verla. Y en este debate, el economista libertario es el árbol que tapa el bosque.

¿Qué es lo que no ven?

En primer lugar, que hay un modelo socioeconómico con sus supuestos teóricos que se derritió a la luz de la experiencia: éste encontró un agotamiento que se aceleró luego de la pandemia del COVID y hoy el Estado argentino ya no está en condiciones de cumplir las promesas fundamentales que hizo luego de la salida de la convertibilidad. Lo que en esta campaña se describió como derechos en peligro, en realidad hace rato viene siendo percibido como privilegios a los que unos pocos tienen acceso: derechos laborales, aguinaldos, un sueldo que alcance para vivir, educación o salud de calidad, etc.

La discusión reciente sobre el aumento de las prepagas desnuda esta situación: un colectivo social nervioso porque está ante la posibilidad de enfrentarse con la realidad de la salud pública. Declarar servicio esencial a la educación y limitar su derecho a huelga no es percibido como un recorte de derechos, sino quizás como la única posibilidad de tener 180 días de clase en algunos lugares.

¿Me gustaría que fuera diferente? Por supuesto, pero lo que estoy tratando de hacer acá es proponer un prisma alternativo para analizar el presente: los derechos que se presumen en peligro no se esfumaron el 10 o el 20 de diciembre de 2023, se vinieron esfumando hace años, y varios millones de argentinos asignaron responsabilidades claras con el voto el 22 de octubre y el 19 de noviembre. Primero dejando en tercer lugar a Juntos por el Cambio, y luego rechazando la gestión económica de Sergio Massa. La ciudadanía argentina vio recortados derechos fundamentales con el argumento de la pandemia, mucho después incluso de los días más aciagos de la crisis del COVID-19. Toda la economía informal equiparada con delincuentes por salir a trabajar mientras el sector público conservaba beneficios como ingresos que no mermaron al estar asegurados aún sin trabajar.

La crisis del modelo económico y social sumado al ejercicio atrofiado y cargado de vetos del Frente de Todos en el gobierno empezó a generar un divorcio profundo entre los dirigentes del peronismo nacional y su base de votantes: allí también el ciudadano dividió responsabilidades, puesto que muchos gobernadores fueron reelectos, pero hubo una performance pobre tanto en las primarias presidenciales como en el balotaje. Sergio Massa solo pudo ganar en 4 de 24 distritos.

Javier Milei en definitiva conectó con ese cambio que se estaba fermentando en la ciudadanía: que la cumbia "No hay plata" se viralice y suene como ringtone sin demasiado cuestionamiento explica que esa realidad ya viene instalada hace tiempo en amplios sectores de la población: hace 10 años que no hay plata, lo que sobra son billetes sin respaldo que generan inflación. Los gestos simbólicos son importantes porque legitiman, construyen sentido: reducir los ministerios, cortar la pauta o el protocolo antipiquetes en definitiva son gestos que dicen "se acabó lo que se daba". Dime quien patalea y te diré quién era beneficiado. "La venimos pariendo hace rato, está bien que les toque a ellos" suena en un focus group.

Para empezar a verla

Para empezar a verla basta con entender el contexto, con comprender que hay un cambio fermentándose al nivel de la sociedad, y que éste es independiente del éxito o fracaso de Javier Milei en el gobierno. El consenso estatista está muerto, sea quien fuera el ganador en noviembre iba a tener que poner en marcha un sinceramiento de las variables económicas y un ajuste sobre el gasto público. Quizás la respuesta no es la que propone el presidente actual, pero si quedó claro en la campaña que fue la única propuesta sobre la mesa, y que, pese a la abundancia de recursos, la estrategia de Unión por la Patria fue únicamente apelar a la pérdida de derechos de los cuales gran parte de los argentinos apenas tienen un recuerdo lejano.

Otra recomendación que me permito dar es no subestimar la memoria reciente de los argentinos. Para recuperar representatividad se va a requerir mucho más que apenas apelar al manual tradicional del peronismo en la oposición (marchas, movilizaciones, paros, recupero de la amnesia combativa, resistir con aguante, etc.) Sobre todo cuando apenas van apenas unos días del nuevo gobierno. Sobreestimar el efecto de los cacerolazos que tienen entre sus asistentes a opositores al gobierno (independientemente de las decisiones que tome) es un síntoma de "no verla". El instrumento del DNU fue utilizado por todos los presidentes independientemente de su condición política: fue una herramienta utilizada en muchos casos para imponer agenda y presionar al resto de los actores de la política. El resto es fulbito para la tribuna.

Los costos para ponerle trabas al gobierno de Javier Milei hoy son altos: la mayoría de las encuestas le da entre un 60% y un 70% de aprobación: hace algo más de un mes lo votó el 56% de los argentinos. Por otro lado, el actual presidente viene combinando pragmatismo, aunque haciendo un extremo esfuerzo para no descuidar lo simbólico de su promesa de resolver la crisis argentina por la vía de la libertad económica. Los "intelectuales de Miller" lo tienen claro.

Esta luna de miel durará lo que dure la paciencia de los argentinos. Nadie hoy está en condiciones de afirmar cuánto se aguantará la situación. Pero me atrevería a decir que la oposición necesitará más imaginación que apelar al repertorio de 2015-2019. Un consejo gratis: si el discurso antipolítico no recibe rechazo en las urnas, y la sociedad vota en contra de la política tradicional, quizás con hacer lo mismo de forma repetida estés ayudando al presidente, en lugar de complicarlo. En definitiva, no la estás viendo.

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