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Radicalizar el centro

Facundo Manes está decidido a competir por la presidencia y construir una alternativa de "centro popular" frente a un PRO dividido.

Las divisiones en el PRO mejoran las posibilidades del Radical.
Las divisiones en el PRO mejoran las posibilidades del Radical.
Juan Antonio Yannuzzi 11 noviembre de 2022

Las posibilidades de fórmulas presidenciales para el año que viene parecen infinitas. En Juntos por el Cambio son mayoría los que se inclinan por las fórmulas mixtas entre miembros del PRO y la UCR. Por los extremos de la coalición, que cuenta con figuras que van desde la centro izquierda a la derecha, se alzan posiciones que reniegan de duplas combinadas entre republicanos y radicales.

Las formulas mixtas son una herramienta que fortalecería la unidad de la coalición, aunque la disputa de liderazgo dentro del PRO complican las posibilidades de candidaturas competitivas encabezadas por un radical. La experiencia en las elecciones de medio termino fue positiva en las provincias donde se presentaron múltiples candidaturas. Para aprovechar el éxito de las últimas legislativas en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires se debe rescatar que la utilización de las primarias con listas multipartidarias no solo ayuda a hacer más competitiva a la coalición en las PASO, sino que en los tres casos la boleta final mantuvo el apoyo electoral.

El radicalismo tiene el desafío de evitar la situación del 2015 y 2019, donde quedó totalmente desdibujado de la contienda nacional. En la primera oportunidad, una candidatura encabezada por la UCR no llegó al 10% dentro de los votos totales de Cambiemos, con un total de 753.825. En el 2019, en una anomalía histórica, los radicales no tuvieron ningún candidato en las formulas presidenciales. El objetivo común dentro de la UCR para el 2023 es revertir esta tendencia que ya cumplirá 23 años.  Las elecciones del año pasado dan la pauta de que con un buen candidato el radicalismo puede recobrar protagonismo para el partido. Facundo Manes en las internas del 2021 obtuvo 1.293.917 votos en la Provincia de Buenos Aires en su primera prueba electoral. 

Con el Jefe de Gobierno jugando a la segura y decidido a no alejarse de lo que dicten las encuestas, quienes pueden ampliar la base electoral de la coalición son los que compiten con candidatos externos. Ahí están los sectores más liberales o conservadores del PRO y el "centro popular" que busca conformar Manes. Para que este último cumpla el cometido de ampliar hacia sectores más moderados o progresistas, una formula con el PRO no es la mejor alternativa. Su acercamiento a Schiaretti da la pista de por donde busca su compañero de boleta. El cordobés no solo lo ayudaría a conquistar votantes del peronismo no K, sino que le aportaría territorio en la segunda provincia más poblada del país. Sobre esta alianza queda la duda de que podrá ofrecerle el bonaerense al mandatario justicialista, que tiene como primera prioridad que su fuerzas política retenga el control de la provincia mediterránea.

Schiaretti ya descartó cualquier posibilidad de alianza con el Frente de Todos y anunció que trabajará para que el próximo gobierno siga la experiencia del "cordobesismo", esto sería un peronismo que respeta las instituciones republicanas sin olvidar la aspiración justicialista. Para que el gobernador acepte acompañar a Manes deberán cumplirse al menos dos condiciones: que él mismo no tenga posibilidades de encabezar y que el neurocientífico le asegure el control de su provincia.

El presidente de la UCR, Gerardo Morales, no se baja de sus aspiraciones a la Casa Rosada. El Jujeño tiene diferencias con su correligionario bonaerense sobre la composición de las duplas que irán a las PASO por Juntos por el Cambio. Él, al igual que gran parte del PRO, entiende que hay que formalizar la alianza bipartidaria en las fórmulas para evitar el lugar rezagado en el que quedó el radicalismo en la gestión de Macri.

De cualquier manera, con candidatos competitivos en casi todas las provincias y con dos figuras relevantes a nivel nacional, el radicalismo recuperará el protagonismo perdido en las últimas dos décadas. Una posible llegada a la Rosada tendrá estará condicionada por el éxito de las negociaciones con el peronismo no K y el nivel de atomización de la oferta interna de Juntos por el Cambio.

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