Hace diez meses, en este mismo medio, se publicó un artículo que, reflexionando sobre la periodicidad en la cual los titulares del Poder Ejecutivo Nacional visitaban el territorio de la Argentina no-americana (Antártida) -como práctica que pone de relieve la trascendencia de la Antártida para el país-exhortaba a no rezagar las políticas de Estado respecto del Sector Antártico Argentino.
Recientemente, el presidente Javier Milei, junto a varios miembros de su gabinete, y especialmente con la presencia de los ministros que orbitan las temáticas antárticas (Defensa y Cancillería), sin haber cumplido siquiera un mes en funciones, y siendo su primera salida oficial de Buenos Aires, visitó el continente blanco.
- ¿Qué podemos esperar de la nueva gestión radical en Defensa?
- ¿Cómo convive un Estado "en retirada" con el sostenimiento de la proyección antártica argentina?
Divisando la gestión de la Defensa
La primera noticia de relevancia para la Antártida fue el discurso del ministro Luis Petri -su primer discurso al frente de la cartera ministerial- durante la ceremonia de zarpada de buque rompehielos ARA "Almirante Irizar". En el discurso dio más precisiones respecto a la forma en que este gobierno plantea su relación con las Fuerzas Armadas.
En la alocución, realizada frente a los componentes del Comando Conjunto Antártico, que nuclea a las Fuerzas Armadas, y da participación al segmento científico, se desarrolla un breve estado de la cuestión de la Defensa, la relación entre Estado, sociedad y militares, entre otras apreciaciones sobre el sector.
El discurso trae reminiscencias al gobierno de Juntos por el Cambio (2015-2019), y no es extraño o impropio: sucede que el ministro es integrante de la coalición que gobernó en ese entonces, y excandidato a vicepresidente por la fórmula que presentó dicha alianza para las elecciones presidenciales de 2023, en oposición a los titulares del Ejecutivo actual.
Derrotada su fórmula presidencial de toda posibilidad de obtener la máxima magistratura, en un acuerdo sin precedentes en la historia local, los antes opositores se volvieron aliados para lograr la contundente victoria de LLA en el balotaje de noviembre.
En el siguiente análisis comparativo de los discursos de los ministros de Defensa Julio Martínez (datado junio 2016) y Luis Petri (datado diciembre 2023) podemos ver similitudes que nos permiten suponer que estamos frente a una reedición de la anterior gestión radical del ministerio:
1. Declaraciones sobre el Trato a las Fuerzas Armadas:
- Martínez: Afirmó que "se terminó el tiempo del destrato hacia las Fuerzas Armadas". Prometió: "Van a tener en este Ministerio y en este Gobierno un aliado".
- Petri: Expresó que "el maltrato y la desinversión se terminó". Destacó: "Valoramos, respetamos, cuidamos y reconocemos" a las Fuerzas Armadas.
2. Relación entre la Sociedad y las Fuerzas Armadas:
- Martínez: Destacó: "Lugar destacado de las Fuerzas Armadas, que ya tienen el reconocimiento de la sociedad y de este Gobierno". Abogó por: "Avanzar en la unión de los argentinos".
- Petri: Enfatizó: "Hoy su país los valora, los respeta, los cuida, los reconoce y los respalda". Comprometió: "Este ministro va a estar siempre al lado de ustedes".
3. Desafíos, Políticas y Propuestas del Sector:
- Martínez: Comprometió: "Seguir trabajando para colaborar con las necesidades de modernización y adquisición de nuevas capacidades". Apostó al: "Profesionalismo" y la colaboración con las Fuerzas Armadas.
- Petri: Subrayó: "Las Fuerzas Armadas son nuestra punta de lanza para la defensa de nuestra soberanía". Aseguró que: "El maltrato terminó" y que respaldará siempre a las Fuerzas Armadas.
Estas semejanzas no son sorprendentes. No es difícil encontrar similitudes entre los discursos ministeriales, aunque ambos tengan siete años de distancia. Coincidentemente se trata de ministros de raigambre en la Unión Cívica Radical, originarios de la región de Cuyo, y llamados a desempeñarse en el cargo de una cartera que, en la historia local, ha tenido poca relevancia local generalmente -en coaliciones más o menos tácitas- ofrecida al componente que acompaña al segmento mayoritario.
Recientemente, en un acto el día martes 9, con motivo de la asunción del Jefe del Estado Mayor Conjunto (EMCO) de las Fuerzas Armadas, el ministro Petri sugirió -conforme a lo establecido en la plataforma electoral nacional del partido La Libertad Avanza (Art. 25, 26, 27 y 28 del título "Seguridad Nacional y Reforma Judicial")- "... modernizar la legislación y a las Fuerzas Armadas para ponerlas al servicio de la reconstrucción de la Patria" anticipando de alguna manera lo que la letra de la proclama indica respecto a la reestructuración del Sistema de Defensa, orientándolo en la doctrina de la Seguridad Nacional, la cual ve como un todo a la Defensa de la territorialidad, la vida de los ciudadanos, tomando aristas y espectros más amplios que la idea de Defensa contra amenazas de naturaleza estatales que se sostenía a la fecha establecida por el gobierno kirchnerista (2007-2015) mediante decreto presidencial.
Deslizando una "respuesta", el saliente titular del EMCO, Juan Martín Paleo, dijo en su discurso de despedida que "la defensa de la Constitución y la soberanía territorial de la Nación son los fines de las Fuerzas Armadas", insistiendo que la "neutralidad política debe ser una actitud firme de nuestros hombres". Contundentemente acotó, "(las Fuerzas Armadas) no deben ser de un partido o movimiento político. No somos una fuerza facciosa, somos el brazo armado de la Nación".
Milei es profeta en su tierra
El Sector Antártico Argentino, delimitado por el paralelo 60° Sur y el Polo Sur, y los meridianos 25° y 74° de longitud Oeste, es un ambiente amigable al ahora presidente Milei, quien en las tres instancias electorales Nacionales (PASO, elecciones generales y balotaje), obtuvo mayorías aplastantes.
El análisis político electoral de los votos en el Sector Antártico Argentino resulta muy sencillo y transparente para cualquier observador, más o menos formado. Con alrededor de 290 electores, y una mesa única, es inmediata la apreciación de los comportamientos entre elecciones.
En las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) el partido La Libertad Avanza (LLA) obtuvo un aplastante número de votos (125), que representaba más del doble de los votos (60) de Juntos por el Cambio (JxC) y veinte veces más votos (6) que Unión por la Patria (UP).
Respecto a la migración de votos, vemos uno de los fenómenos nacionales reproducido en la escala local. Vemos que en las elecciones generales JxC pierde 25% de su caudal de votos, el cual se traslada mayormente a LLA y una pequeña fracción se atomiza entre las otras alternativas, incluidas UP.
Finalmente, para la segunda vuelta, casi, sino la totalidad de los votos remanentes de JxC son absorbidos por la LLA, y UP logra convocar los votos de todo el espectro restante. Tal polarización dista abrumadoramente de la situación nacional en cuanto al reparto proporcional de votos entre los dos partidos, mientras que la proporción nacional fue 55-45, en la AA la proporción de votos válidos emitidos es de 90-10.
Lo que no puede decirse, es que es un distrito incongruente. En 2019, en las elecciones definitivas los 116 votos, se distribuyeron de la siguiente manera: 102 JxC, 5 FdT, y 7 entre otros partidos minoritarios.
La proyección antártica y el cuidado del presupuesto
Hemos observado el escenario del soporte electoral, que genera el contexto que recibe al presidente en la circunscripción más austral del país. Ya no se trata de un apoyo difuso o "artificial" construido por la mecánica uninominal bipartidista que impone el balotaje, sino es un apoyo contundente desde la primera instancia en favor de la LLA.
En términos políticos, tanto propios como ajenos, oficialistas y opositores tienen un dato clave: la composición socio-profesional de dicho voto es bastante único: se trata de militares o de científicos (y sus familiares, o colegas).
Hablando con funcionarios del gobierno saliente, no salen de su asombro... argumentan que "se han realizado muchas cosas" en favor de la Antártida, como el reacondicionamiento de la Base Petrel, el cimentado de la Base Conjunta de proyección antártica en Ushuaia, entre otras capacidades navales y terrestres; incluso muchos de ellos con Astilleros Navales Dársena Norte (empresa listada para su privatización según el decreto presidencial cuya fortaleza institucional está aún en evaluación...) en la refacción de buques, diseño y construcción de otros prototipos, y modelos de entrenamiento, así como vínculos de esa empresa de gestión pública con organismos colindantes al sector naval, como el Servicio de Hidrografía Naval, o el Instituto Antártico Nacional, o la Dirección Nacional del Antártico para desarrollar módulos habitacionales entre otros.
Sin embargo, el electorado local (y nacional) votó por un cambio, tal vez no acuciado por una idea de menos Estado en estos sectores, sino por la catastrófica realidad económica del país.
¿Cuál será la política para este sector que nuclea industria, trabajo, defensa nacional, política exterior y ciencia y tecnología?
Por lo pronto sabemos que no será de la mano de una coordinación integral del Estado. La eventual privatización del astillero, y de otras empresas estatales que trabajan con los productos o insumos de la Defensa, significa que se deberá contratar en el sector privado. Esto traerá de regreso el debate nunca cerrado entre costos altos -o muy altos- pero con producción y capacidades locales, versus costos moderados o altos (en dólares) en localías foráneas, sin desarrollo de capacidad local, y con plazos más acelerados.
La premisa es que las empresas públicas (algunas más estratégicas que otras) "no se pueden administrar bien", es decir, lo estatal es malo por naturaleza.
No existe un escenario -y tal vez esa es la mayor distancia con el gobierno de Juntos por el Cambio, donde el "mejor equipo de los últimos cincuenta años" hace mejorar/optimizar al Estado, sino que ahora, "no existe un equipo lo suficientemente capaz en y desde el Estado"; es el mercado el único que sabe hacerlo bien, y por lo tanto quien debe hacerlo.
Los funcionarios públicos admiten su incapacidad.
En el plano no ideológico, las reducciones presupuestarias considerables (la prórroga del presupuesto 2023 supone un recorte del 50% de facto de todas las partidas presupuestarias del Estado Nacional, por presión inflacionaria), espectacularizadas en la frase "no hay plata", en especial en áreas claves como Ciencia y Tecnología (Conicet), en el presupuesto de Defensa, y la privatización de actores estratégicos del sistema como Fabricaciones Militares, TaNDaNor, entre otros supone un achicamiento del sector.
Como dato, sabemos que las bases argentinas en la Antártida son 7 temporales, y 6 permanentes. Pero la decisión de que una base esté en una categoría y no en otra es exclusivamente potestad política del Poder Ejecutivo Nacional. Por lo tanto, con el signo economicista del balance fiscal, no sería sorpresivo que muchas de las bases permanentes pasen a ser categorizadas como "temporales" reduciendo su operatividad.
Recordemos que parte de los pilares de las actuaciones del gobierno de JxC en Defensa, además del regreso de los desfiles militares, fue la venta de tierras de las Fuerzas Armadas. Ejemplifica esto la venta por medio de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) de tierras en 2017 que generaron para las Fuerzas Armadas un ingreso neto de $3.300 millones, parte de los cuales fue destinado a la compra de los cuatro aviones de entrenamiento Texan (valuados en US$ 160 millones).
Esto, entendido por lo antes contextualizado, reducción de costos operativos -navegar o volar a la Antártida insume ingentes recursos-, reducción de por sí de la amplia presencia territorial por lo que sería congruente con esa postura el disminuir para economizar las bases antárticas. Después de todo cantidad no es calidad.
Pero... los otros actores -grandes potencias desarrolladas- siguen moviendo fichas en el tablero antártico... con recursos, motorizados por el estado.
¿Estamos ahora en vísperas de un sinceramiento de las capacidades proyectuales de nuestro país sobre la Antártida?
Cualquiera sea la postura del nuevo gobierno para la Antártida, la consigna es clara desde lo político: "esto es lo que la gente votó", frase que repiten varios funcionarios actuales para sostener las políticas económicas en curso orientadas a sanear las cuentas públicas y sincerar las proyecciones económicas locales.
No hay una cesión de voluntad más clara que en la Antártida: 90% del apoyo fue para la política de La Libertad Avanza.