La oposición obtuvo un amplio triunfo en San Juan. En la mayoría elecciones provinciales realizadas hasta ahora ganaron los oficialismos locales, pero la otra tendencia que se observa es, que allí donde hay cambios, el que pierde poder es siempre el peronismo. Y todavía quedan elecciones en las que los oficialismos locales asociados al nacional corren riesgo. En lista están Chubut, Chaco, Entre Ríos y Santa Fe, que podrían pasar a manos de Juntos por el Cambio. El Presidente que asumirá en diciembre se encontrará con un mapa heterogéneo con gobiernos provinciales de distinto signo. Por lo que el diálogo y la búsqueda de acuerdos no serían una opción o una estrategia política que puede adoptarse o no, sino una necesidad para que el futuro gobierno pueda llevara adelante su agenda.
Juntos por el Cambio, que hoy gobierna en cuatro distritos, ya sumó otros dos - San Juan y San Luis- y se podría incluir a Neuquén cuyo mandatario electo recibió el apoyo de las principales figuras del PRO. Es decir que podría terminar este ciclo electoral en un rango de 7 a 11 gobiernos locales. Hacia el interior de la coalición opositora también podrá haber cambios dado que el PRO podría llegar a tener tantos o más gobiernos que la UCR. En la lista del PRO podrán figurar la CABA, San Juan, San Luis, Chubut, Entre Ríos y con sus matices Neuquén.
Mientras que la UCR podría sumar a los tres actuales a Chaco y Santa Fe. Y tiene aspiraciones en la CABA.
Como las fuerzas provinciales, con excepción de Neuquén, retuvieron sus gobiernos, el ajuste lo sufrió el peronismo. Claro que por ahora es favorito para retener la provincia de Buenos Aires, que logró recuperar en 2019 luego de haberla perdido en 2015.
El próximo presidente se encontrará con que solo la mitad de los gobiernos provinciales pertenecerán a su fuerza política. La convivencia democrática exigirá mucha responsabilidad.
A diferencia de lo que ocurre en otros países, los gobernadores tienen mucha influencia sobre el Congreso. Los gobernadores suelen ser determinantes para armar las listas de legisladores nacionales y por eso tienen peso sobre ellos. Por eso, los presidentes, para logar la aprobación de sus iniciativas, no negocian con los líderes parlamentariosino con los gobernadores.
