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Cambio de aires

A pocos días de las elecciones generales, la duda sobre si se podrá modificar el resultado de las PASO en la provincia de Buenos Aires está más vigente que nunca.

Los candidatos de Juntos en la provincia de Buenos Aires: Facundo Manes y Diego
Los candidatos de Juntos en la provincia de Buenos Aires: Facundo Manes y Diego Archivo.
Juan Antonio Yannuzzi 02 noviembre de 2021

El núcleo de las elecciones legislativas nacionales, por meras cuestiones matemáticas, es la provincia de Buenos Aires. La madre de todas las batallas el pasado 12 de septiembre dejó un oficialismo provincial golpeado en dos niveles. Por un lado, en el Congreso Nacional el Frente de Todos perdería dos diputados de repetirse la distribución de votos. En el nivel local es donde suenan las alarmas del ejecutivo provincial, dado que la realidad destruyó a las expectativas.

De los 70 diputados nacionales provenientes de la provincia, hoy 36 integran el Frente de Todos, 29 el interbloque de Juntos por el Cambio, 3 pertenecen a  Consenso Federal y 2 de la izquierda. De ellos, el FdT renueva 17 y JxC 15. De repetirse el resultado de las PASO la coalición oficialista perdería dos representantes, y la opositora ganaría uno. Al margen de las fuerzas mayoritarias, se incorporarían a la Cámara 2 diputados liberales y la izquierda mantendría sus 2 bancas. La tercera vía está en la cornisa de pasar el umbral, de hacerlo Florencio Randazzo sería diputado, pero no está claro a costa de que   otra fuerza. 

En el oficialismo creen tener posibilidades de revertir el resultado de las primarias porque la diferencia fue de sólo 355.000 votos, menos del 5%, y la participación electoral fue de sólo el 68%. Teniendo en cuenta los antecedentes, cabría esperar ahora  1.000.000 más de votantes, además, están en disputa los 700.000 votos de los que apoyaron a candidatos que no superaron el umbral del 1,5%. Otros datos que alientan al oficialismo es que la baja concurrencia se observó principalmente en algunas zonas del oeste del conurbano tradicionalmente afines al peronismo y fue mayor entre los sectores sociales que constituyen su base electoral. 

En este contexto, los intendentes están jugando más fuerte que en las PASO, pero eso redundaría en una mejora de la performance de las listas locales, aunque en menor medida de las nacionales y las provinciales. Pero el optimismo oficial choca con algunos sondeos que muestran que la evaluación del gobierno nacional se deterioró luego de las primarias y que la situación social no se modificó sustancialmente porque las transferencias de ingresos hacia los sectores más vulnerables fueron en gran medida erosionadas por la inflación.          

La política provincial 

Por su cantidad de habitantes, y peso simbólico, Buenos Aires ocupa el centro de la escena en los procesos electorales, pero una dimensión esencial queda fuera de foco. La política bonaerense es mayoritariamente ignorada. Mientras que el nivel nacional acapara la atención, en el ámbito provincial  está la mayor preocupación del peronismo provincial.

Las expectativas políticas del Frente de Todos antes del balde de agua fría del 12 de septiembre en la provincia eran retomar el control del Senado y, de ser posible, ampliar la bancada en la Cámara de Diputados para consolidar la mayoría.

Los resultados no solo complicaron las expectativas del Gobierno liderado por el gobernador Axel Kicillof sino que obligaron a reperfilar, tanto la campaña como los objetivos políticos internos. Mientras que antes de las elecciones en La Plata se especulaba con proyectos para presentar al tener mayorías en ambas cámaras, la situación actual es bien diferente. No solamente quedó comprometida la posibilidad de ganar el control del Senado, sino que para peor, peligra la mayoría del FdT en Diputados.

La Cámara Alta bonaerense está controlada por la principal fuerza opositora, y el oficialismo aspira a ganar un senador por la primera sección electoral y otro por la séptima (actualmente los tres son de Juntos por el Cambio) y llegar así a una paridad de votos y contando a su favor con el voto de desempate de la presidenta del cuerpo, la vicegobernadora Verónica Magario. Sin embargo, los resultados de las primarias no anticipan un cambio en el control del Senado.  

En la Cámara de Diputados la situación es, hasta ahora, favorable para el oficialismo. De los 92 diputados el FdT cuenta con 45 propios y tres aliados, que le dan el quórum y la mayoría. 

Aunque el bloque oficialista hoy tiene margen de negociación, esto podría cambiar. Si se trasladan los resultados de las PASO a las generales el oficialismo perdería dos legisladores, misma cantidad que ganaría JxC. Bajo esta predicción Kicillof no tendría la mayoría y el bloque de Juntos, aun con menos legisladores propios, tendría mayor capacidad para establecer alianzas e imponer su agenda. Con este panorama es comprensible la preocupación del oficialismo bonaerense, que frente a la inminente perdida de legisladores en diciembre se debe apurar para aprobar el presupuesto provincial. Como si la situación para el Frente de Todos en la provincia no fuese lo suficientemente preocupante, existe la posibilidad de perder más legisladores más. Este sería el caso si Vamos con Vos y Avanza Libertad superan el 5,5% de lo votos en la Tercera Sección electoral. 

Si Buenos Aires es la madre de todas las batallas, la Tercera Sección es la abuela. Esto se debe a que es la más populosa y con la mayor cantidad de diputados asignados en la Legislatura bonaerense (18 de 46 en juego). Pero hasta el momento el Frente de Todos estaría ganando una banca sobre las  logradas en 2017 en la sección que abarca 19 municipios del sur del conurbano.  

Estas conjeturas se basan en el supuesto de que se repetiría en noviembre un resultado similar al de las PASO, aún teniendo en cuenta las fluctuaciones esperables. Estas serían producto de un aumento en la participación y una redistribución de los votos de las 19 listas que no pasaron el umbral. La variable que no ha sido tenida en cuenta para pensar la posibilidad de cambio es el impacto de la estrategia del FdT para revertir la elección. Aunque para el oficialismo el escenario deseado parece lejano, todavía está a tiempo de evitar el peor. 

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