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Desencanto más reformas es igual a Meloni

En Italia, la reforma electoral y de la constitución le dieron al sistema electoral un tinte mayoritario que ayudaron a la coalición conservadora a obtener una mayoría absoluta.

Giorgia Meloni se convertirá en la primer mujer al mando del ejecutivo italiano.
Giorgia Meloni se convertirá en la primer mujer al mando del ejecutivo italiano.
Juan Antonio Yannuzzi 27 septiembre de 2022

La prensa progresista se escandaliza por el ascenso del neofascismo en la península italiana, mientras que los movimientos de nueva derecha festejan un triunfo que hacen propio. Lo cierto es que una primera observación muestra que no hubo una mayoría social que apoye discursos neofascistas, aunque está claro el nivel de descontento que sufre la ciudadanía italiana.

Con poco más de un cuarto de los votos válidos, y solamente la mitad del padrón yendo a las urnas, Giorgia Meloni será la próxima Presidente del Consejo de Ministros. Ese porcentaje la posiciona primera y con una diferencia de al menos 5 puntos porcentuales frente al Partido Democrático. Sin embargo, la coalición de centro derecha (que luego de la elección lidera la presidente del partido “Hermanos de Italia”) alcanzó el 41% de los votos, dado que se le suman los de Forza Italia y “La Liga”. 

Con el apoyo de 4 de cada 10 electores, la coalición conservadora se llevará el 58% de las bancas. Esto es producto de un sistema electoral cuyo efecto es significativamente mayoritario. Hay dos reformas que llevan a esta distorsión del mecanismo electoral vigente en Italia, el “rosatellum” de 2017 y la reducción de bancas legislativas luego de la reforma constitucional confirmada en el 2020.

La primera fue una reforma de la Ley Electoral, de categoría ordinaria, que implementó un sistema mixto en la península. Esto significa que se combina un sistema de circunscripciones uninominales con uno de distritos plurinominales, aprovechando los beneficios de cada mecanismo. 

Hay dos maneras de implementar el sistema mixto; mezclando sus resultados, o utilizándolo como dos sistemas electorales paralelos. En el primer caso (característico de Alemania y Nueva Zelanda) el resultado en los distritos plurinominales determina la distribución del total de bancas en el parlamento. Esto significa que las bancas que tendrá cada partido esta dada por el porcentaje de votos recibidos, respetando las preferencias ciudadanas. 

Aquí es necesario hacer una pequeña salvedad, las preferencias serán más respetadas mientras mayor cantidad de cargos haya en juego por distrito, o idealmente en este sentido, haya un único distrito. Mientras menor sea la cantidad de cargos electos por cada distrito plurinominal, menor será la posibilidad de partidos minoritarios de acceder a una banca. Y entonces, en este primer caso ¿para que se utilizan los distritos uninominales? 

Bueno, con ellos se determina quién ocupa la banca. De esta manera, primero se distribuyen las bancas por los ganadores de los distritos uninominales, y luego se le “compensa” a los partidos la cantidad de bancas necesarias hasta llegar al numero determinado por la elección plurinominal. 

El sistema de “mezcla de resultados” permite aprovechar los beneficios de la representación local de los sistemas uninominales, pero tener resultados proporcionales que no invisibilicen minorías políticas. La segunda manera de utilizar el sistema mixto es como dos métodos paralelos. Esto simplifica un poco la asignación, pero puede reproducir los problemas por los cuales se inventó el sistema mixto. En esta variante, el parlamento tiene previamente asignada una cantidad de bancas para distritos uninominales y otra cantidad para distritos plurinominales. El único inconveniente en este caso sería tener distritos uninominales con baja magnitud, es decir, con pocos cargos en juego. Si fuese así, se repetiría el efecto mayoritario de los distritos uninominales y por consiguiente el resultado final sería poco proporcional a las preferencias ciudadanas. 

Como el lector ya debe inferir, es esto mismo lo que sucedió en Italia y explica la gran diferencia entre porcentaje de votos recibidos y bancas ganadas. Sin embargo, no era esta la intención de Ettore Rosato, miembro del Movimiento 5 Estrellas y padre del rosatellum. 

Este sistema mixto de métodos de asignación paralelos no tuvo un efecto tan mayoritario cuando la cámara baja estaba compuesta por 630 integrantes, pero la reducción a 400 cambió la historia. La reforma de la constitución, confirmada en un referéndum este año, redujo la cantidad de legisladores nacionales de 931 a 600. Esto impactó en la reducción de la magnitud de los distritos plurinominales y, por consiguiente, en el aumento del efecto mayoritario del sistema electoral.

Mientras que previo a la reforma, los distritos electorales plurinominales iban de 2 a 18, en las elecciones del domingo 25, el máximo por distrito fue de 8, con un promedio de 4 en todo el país. Esto quiere decir que con menos del 10% en un distrito es casi imposible ganar una banca de diputado, cuando hasta el año pasado con la mitad se podía conseguir representación.

Las dos reformas impactaron, cada una a su manera, en hacer que el sistema electoral beneficie a los partidos mayoritarios. Esto otorga más gobernabilidad a una Italia que en los últimos años se a caracterizado por la inestabilidad del ejecutivo y descrédito de la política tradicional. Aunque muchos se escandalicen con la investidura de una ex militante del movimiento fascista, Giorgia será la cabeza de un gobierno de coalición donde, como en el pasado, es condición necesaria para su éxito un buen dialogo con sus compañeros de coalición. La debilidad de su “escudo legislativo” la obliga a moderarse para no perder apoyo parlamentario, sin embargo, sus promesas electorales y volátil apoyo la obligan a satisfacer demandas de una ciudadanía impaciente. ¿Combinación imposible?

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