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Nuevas reflexiones sobre un viejo tema: elecciones en Cuba

El 26 de marzo, en la isla se llevarán a cabo las elecciones generales para renovar la Asamblea Nacional, encargada de elegir al próximo presidente de la República.

Cuba: "democracia sin pueblo".
Cuba: "democracia sin pueblo".
Santiago Leiras 22 marzo de 2023

El politólogo alemán Dieter Nohlen nos recuerda que, en un sentido más general, las elecciones representan el método democrático de designar a los representantes. En un sentido más estricto, constituyen una técnica de designación de representantes, dado que las elecciones no son un procedimiento exclusivo de los regímenes democráticos.

En efecto, la oportunidad y libertad de elegir deben estar amparadas por la ley; cuando estas condiciones están dadas, se habla de elecciones competitivas, cuando se limitan de alguna manera, de elecciones semi competitivas y cuando se niegan la oportunidad y libertad de elegir estamos en presencia de elecciones no competitivas. 

Ejemplos de elecciones competitivas son aquellas acontecidas en países con democracias surgidas durante las diferentes oleadas de democratización a partir de la segunda mitad del siglo XIX; los casos de Brasil durante el régimen militar entre 1964 y 1985 y Argentina en el período 1955-1973 son representación de un tipo de elección semicompetitiva y como expresión de elecciones no competitivas podemos mencionar a Venezuela durante el actual régimen de la V República, Nicaragua con la dinastía los Ortega y Cuba.

En efecto, en este último caso nos encontramos frente a un sistema electoral basado en la certidumbre tanto en los procedimientos de elección como en las consecuencias de la puesta en ejecución de la maquinaria electoral del estado: en definitiva, una elección sin sorpresas.

No obstante, la importancia y funciones de toda elección no competitiva radican en fomentar, volviendo a Nohlen, la movilización de todas las fuerzas sociales, la aclaración de los criterios de la política comunista, la consolidación de la unidad político-moral del pueblo y la manifestación de la unidad entre trabajadores y partido, mediante participación y aprobación de las listas únicas. 

Toda esta reflexión vuelve a adquirir sentido dado que el 26 de marzo próximo se llevarán a cabo las elecciones generales para renovar la Asamblea Nacional, encargada a su vez de elegir al próximo presidente de la República.

Un pormenorizado informe de la organización no gubernamental Transparencia Electoral "Elecciones para la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba 2023. Diagnóstico sobre el marco constitucional y legal" propone entender el funcionamiento del sistema electoral e identificar en un primer término los derechos y garantías reconocidos para que todo ciudadano pueda ejercer a plenitud sus derechos políticos y, en segundo término, qué herramientas incorpora la legislación para asegurar que se materialice el ejercicio de tales derechos. 

Luego de leer este análisis el lector podrá comprender que no nos enfrentamos a verdaderas elecciones, sino a simples votaciones: las personas podrán votar por los candidatos seleccionados por el partido, o no votar.

La creación de un órgano electoral auténticamente autónomo de los poderes públicos electos, la implementación de canales que garanticen la depuración de un auténtico padrón electoral que brinde confianza, una reforma de la constitución para abrir la puerta a la participación política universal, que permita la creación de partidos políticos y la libre competencia política a través de campañas políticas abiertas y de contraste, sin mayores obstáculos que aspectos de edad, de modo honesto de vivir y de residencia, la apertura de la constitución de nuevas y diversas fuerzas políticas de distintas ideologías forman parte de un conjunto de recomendaciones delineadas por la organización no gubernamental con el propósito de encarar una transición de una "democracia sin el pueblo" o "la otra democracia" a una democracia representativa.

Nos encontramos frente a un proceso de cambio que más que posible aparece como necesario. Efectivamente, si bien a lo largo de las últimas décadas hemos sido testigos de numerosas transiciones exitosas, el papel del Estado en la sociedad, el rol de las Fuerzas Armadas, la debilidad organizativa de la oposición, la ausencia (o debilidad) de una tradición democrática y un desfavorable contexto internacional son factores que dificultan la posibilidad de cualquier transición. 

Por ello, entonces, la transición política y económica implica un enorme desafío para Cuba.


 

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