La consolidación de Milei, su estilo de liderazgo, relación con la clase política en general y los efectos de la implementación de sus políticas públicas está moviendo el tablero del sistema de partidos. Varias son las evidencias al respecto que iré tratando en el artículo.
En primer lugar, por primera vez desde la aparición del peronismo, el clivaje populismo (peronismo) - anti populismo (no peronismo) ya no está representando efectivamente a cada sector. ¿Por qué? En primer lugar, porque Milei ha recibido un importante caudal de votos de los sectores populares (tradicionalmente votantes peronistas), marcando una incipiente ruputra en la relación electorado- partido.
En segundo lugar está el estilo de gobierno. Tal como lo indica el brillante intelectual liberal Loris Zanatta, Milei "encarna un populismo, que él mismo ha creado a su medida para justificar su prédica en pos de combatir y eliminar al populismo que gobernó y sumergió a la Argentina en la crisis que aún padece el país."
De esta manera, a la fragmentación de partidos ya ocurrida con la crisis del 2001, el fenómeno de la La Libertad Avanza se presenta con algunas características que todavía no dejan entrever el nuevo esquema partidario. Con una base electoral leal del 30%, pareciera quedarse con un porcentaje cercano al 10% del electorado de Juntos por el Cambio que lo votó en el balotaje.
Tercer punto fundamental es el manejo de la comunicación política, fundamentalmente en las redes sociales, donde Milei logra algo que el periodista Carlos Pagni marcó certeramente "Milei no necesita comunicar sus políticas públicas sino que tiene interlocutores que lo hacen". Esta ´cercanía´ le permite mantener su apoyo popular en dimensiones donde los politólogos tenemos que todavía construir herramientas metodológicas. Siendo la expresión al máximo del homo videns que Sartori hablara a fines del siglo XX, parece demostrar que no necesita de un partido institucionalizado ni de presencia territorial para obtener reconocimiento y apoyo.
Tomando en cuenta lo escrito al momento, con la advertencia de que estamos en los primeros meses donde en general los presidentes tienen mejores índices de apoyo, estamos en condiciones de comprender mejor las mediciones que las consultoras vienen mostrando.
En una encuesta recientemente publicado por la consultora Pulso, ante la pregunta sobre a qué espacio votarían si las elecciones legislativas de 2025 fuesen hoy, las respuestas fueron las siguientes: La Libertad Avanza 34,2% de los votos; el peronismo kirchnerista 19,7%; el peronismo federal el 8,7%; El PRO (5,5%), la UCR (4,2%) y la izquierda (3,9%). A su vez, hay un 23,7% de indecisos.
Saliendo estrictamente del caso Milei, es interesante observar lo que sucede con el resto de las fuerzas políticas. La caída fundamentalmente del PRO es directamente proporcional con el aumento de LLA. Así como el PRO en su momento de apogeo fue el principal receptor del electorado no peronista, hoy la datos relevados por las consultoras relevan que LLA le saca electorado al PRO. Posiblemente esta sea una de las principales preocupaciones del nuevo presidente del partido amarillo, Mauricio Macri, con una posición de apoyo al gobierno pero tratando de marcar la cancha para que detener el derrame.
También podemos notar la formación un centro político, todavía con poca competitividad (como le viene pasando a las experiencias centristas en nuestros país en las últimas elecciones) donde parecen confluir el sector de Evolución de la UCR - con el liderazgo de Martín Lousteau que busca transcender y transformarse en presidenciable -, un sector hoy minoritario en el PRO, las antiguas "palomas", bajo la figura de Horacio Rodríguez Larreta y el peronismo no K con la referencia de Miguel Ángel Pichetto.
Aquí también hay que seguir el curso de acción de gobernadores como Martín Llaryora, Ignacio Torres o Maximiliano Pullaro, que le pueden dar asentamiento federal (presencia territorial en las provincias) en lugares claves a esta posible espacio. A este grupo se puede sumar las tradicionales fuerzas progresistas no peronistas. Por el momento, es solo una expresión en formación. Por otra parte, la evidencia empírica también muestra que estos partidos, de manera aislada, no tienen posibilidades fácticas de triunfo. Con lo cual, la alianza electoral es el único camino posible al éxito.
¿Qué pasa con kirchnerismo? Habiendo mermado su núcleo duro a un 20% aproximadamente (así lo muestran sucesivas mediciones en lo que va del año) y luego de formar parte mayoritaria de un gobierno muy cuestionado por la sociedad, debe reconfigurarse si quiere volver al poder.
En primera instancia se viene dando un fenómeno que el analista Raúl Timerman ha declarado recientemente en una entrevista radial que tiene que ver con la derrota cultural que ha sufrido el kirchnerismo. Un sector mayoritario de la sociedad les dijo basta y en un punto es posiblemente la principal explicación de que Argentina tenga por primera vez un presidente outsider. Todavía un sector importante de la población apoya el ajuste que está llevando el gobierno y ve necesario medidas como el protocolo anti-piquete (tuvo un apoyo reciente del 60% de los encuestados que se mostraron a favor de su implementación) así como la estabilización del valor del dólar y la baja de la inflación.
Por lo tanto la postura de ser oposición intransigente al gobierno de Milei tiene que ver con que la única chance de recuperar espacio perdido es que al gobierno le vaya mal. Pero en el medio, es consciente que tiene que amar con, al momento, único político presidenciable que tiene es Axel Kicillof. El gobernador bonaerense es el "delfín" de Cristina y es consciente que necesita armar una agenda de despegue de la gestión de Alberto y sumar al peronismo a sectores no k. Reitero la idea de que el peronismo está desorientado con Milei por varios de los motivos que ya fui describiendo antes.
Para terminar, los éxitos o fracasos del gobierno (aprobación de la nueva Ley Ómnibus, baja de la inflación y mejora de la economía real) serán vitales en el afianzamiento (o no) de un gobierno que depende mucho de la opinión y comunicación pública. Si logra entender la importancia de general acuerdos políticos para garantizar gobernabilidad puede transformarse en un fenómeno político perdurable en el tiempo.