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¿Qué lo hace diferente a Milei?

El presidente argentino forma parte de un nuevo tono de la derecha global, dentro del cual se distigue como experiencia de gobierno no peronista. Diferencias y similitudes de Javier Milei en un contexto de cambio en el espectro ideológico de occidente.

Milei de distingue de sus colegas de la nueva derecha global.
Milei de distingue de sus colegas de la nueva derecha global.
Tiki Gomez Goldin 01 agosto de 2024

Aparentemente nos encontrábamos en dirección inexorable hacia una nueva oleada de derecha como aquella que aconteció en la década de los '80. No obstante, el laborismo recuperó luego de 14 años Inglaterra, el apellido Le Pen acumuló otra desilusión en Francia y el fenómeno Trump is back aún no está definido.

En el plano vernáculo, ¿forma Milei parte de este nuevo tono de derecha global propia del clima de época? ¿Dónde reside el distintivo de Milei en tanto gobierno no peronista? ¿Es su posicionamiento a la derecha que lo asimila en la misma categoría que Bukele, Trump, Bolsonaro, Abascal y Le Pen su distintivo como gobierno no peronista o ésta se encuentra en otra característica?

Evidentemente, no todos los populistas de derecha son iguales ya que cada uno de estos responden a distintos estímulos y son productos de sus realidad locales, apoyándose así en distintos pilares.

En primer lugar, mientras que Bolsonaro había sido parte de la escena política brasileña durante décadas en la Cámara de Diputados, Milei incursionó en la política por primera vez en las elecciones legislativas de 2021. 

Anteriormente, su fama provenía de sus apariciones como panelista en varios programas de televisión y jamás había pasado por una instancia de gestión. Además, Milei no cuenta con una base de apoyo sustancial como la iglesia evangélica o los militares, que fueron cruciales para el respaldo estratégico del líder brasileño.

En segundo lugar, y en la misma línea, a diferencia de Trump, quien logró tomar control de una estructura política poderosa como la del Partido Republicano y construir su candidatura sobre ella, el argentino se limitó a aliarse con pequeños partidos, casi insignificantes en términos electorales en comicios anteriores.. 

Estos partidos le sirvieron únicamente como vehículos legales para cumplir con los requisitos mínimos exigidos por la justicia para presentarse en elecciones. De esta manera, evitó tener que negociar y hacer concesiones con líderes de partidos convencionales, algo que le resultaba especialmente desagradable. Redujo, por caso, costos transaccionales.

Milei con Trump en la CPAC de Washington
Milei con Trump en la CPAC de Washington

En tercer lugar, el caso de Nayib Bukele es muy diferente, ya que él busca no solo implementar un programa, sino también lograr la reelección y mantenerse en el poder. En contraste, Javier Milei había declarado en múltiples ocasiones que no tenía -originalmente- intención de prolongar su mandato más allá de un término y no muestra indicios ni acciones de alguien cuyo principal interés sea el poder, lo cual es poco común en un presidente. Su voluntad y convicción a sanear la economía mediante el equilibrio fiscal y el ajuste le permiten adoptar medidas que sus antecesores jamás se hubiesen permitido imaginar por el costo político que ello significa para con las elecciones subsiguientes.

Por si fuera poco, también existen componentes que diferencian a Milei de Marine Le Pen. La dirigente francesa se caracteriza principalmente por levantar la bandera tricolor en un grito patriótico y nacionalista lo cual lejos está de ser esa la realidad del presidente argentino (aunque si puede ser el caso de miembros del elenco que lo acompañan), tal como señaló oportunamente Hernán Iglesias Illia

Por el contrario, mientras que el liberalismo y la derecha argentina suelen precisamente abogar por el levantamiento de barreras arancelarias, el librecambismo, la desregulación y la flexibilización de normas, la derecha francesa, por el contrario, defiende el proteccionismo de su industria agrícola ganadera. 

 ¿Y cuál es la diferencia de Milei respecto a los gobiernos no peronistas?

Es altamente probable que la diferencia fundamental de Javier Milei respecto a los gobiernos no peronistas radique en la construcción de su identidad política. 

Mientras que otros gobiernos, como el de Juntos por el Cambio, han centrado su narrativa en una oposición frontal al peronismo, dificultándose así construir otros elementos de identidad nítidamente propia y no en oposición, Milei se presenta con una propuesta ideológica propia que trasciende esta dicotomía tradicional. 

En lugar de definirse únicamente como la antítesis del peronismo, Milei ha forjado una identidad basada en principios liberales libertarios, un discurso antisistema y una crítica vehemente a lo que él denomina "la casta política".

Esta diferenciación es paradójica, ya que mientras que los anteriores gobiernos no peronistas buscaban cohesionar a sus seguidores en torno a una oposición al peronismo, parecería que Milei atrae a sus simpatizantes con una visión alternativa y autónoma del orden socioeconómico. 

Su propuesta, que aboga por una drástica reducción del Estado, la promoción de la libre empresa y una mayor autonomía individual, le permite posicionarse como una opción distinta y no simplemente como un contrapeso al peronismo.

Esta estrategia le da una base de apoyo que se identifica con sus ideas y no solo con un rechazo a los adversarios políticos tradicionales. Más aún, quizás su evocación constante a las "fuerzas del cielo", la épica hebrea y los macabeos lo doten de algo que al no peronismo le resulta absurdamente costoso en democracia: mistica.

Además, la retórica anticasta de Milei refuerza su identidad única en el espectro político argentino. 

Al desafiar abiertamente a la clase política en su conjunto, incluyendo tanto a peronistas como a no peronistas, Milei se coloca en una posición de outsider que apela a la insatisfacción generalizada con el statu quo. 

Esta postura no solo le distingue de los gobiernos no peronistas anteriores, sino que también le proporciona un amplio atractivo entre aquellos ciudadanos desencantados con el sistema político en su totalidad.

En resumen, la singularidad de Milei radica en su capacidad para establecer una identidad propia, diferenciada y atractiva para un electorado ávido de cambio real y sustancial.

Ahora bien, es perfectamente probable que se lo pueda englobar al presidente argentino a fines de clasificación dentro de los populistas de derecha anteriormente mencionados, pero sin duda alguna ni la oposición ni la prensa internacional comprenderá asertivamente su registro sin detenerse en aquello que le ha permitido surfear con exigua minoría ocho meses de gobierno construyendo su diferencial. 

La interrogante es, entonces, si es un clima de época o un paréntesis en la historia.

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