Escenario La renuncia de Alberto y el espejo invertido con Néstor Kirchner
El desistimiento de una candidatura nunca anunciada es el corolario de errores de gestión, pero sobre todo de fallas de coordinación política interna.
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Alberto Ángel Fernández es un abogado, profesor, y político argentino, presidente de la Nación Argentina desde el 10 de diciembre de 2019 y jefe de Gabinete de Ministros entre 2003 y 2008.
Inició su carrera política durante el gobierno de Raúl Alfonsín, donde fue director de sumarios y subdirector general de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía.
Entre 1989 y 1995 fue superintendente de Seguros de la Nación. En 1996 fue funcionario del gobierno bonaerense de Eduardo Duhalde, hasta 1999.
En 2003 Fernández fue designado jefe de Gabinete, manteniéndose en el cargo durante todo el mandato presidencial de Néstor Kirchner.
En las elecciones de 2007 volvió a triunfar el Frente para la Victoria con la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, que volvió a designarlo como jefe de Gabinete.
Renunció en julio de 2008, tras el paro agropecuario patronal que duró 129 días.
En 2019 se presentó como candidato a presidente de la Nación por el Frente de Todos, junto a Cristina Fernández como compañera de fórmula. Resultó elegido en primera vuelta.
Fuente: https://es.wikipedia.org/
El desistimiento de una candidatura nunca anunciada es el corolario de errores de gestión, pero sobre todo de fallas de coordinación política interna.
La renuncia del presidente a una nueva candidatura abre nuevos interrogantes en el Frente de Todos.
Amalgamar el voto del centro del tablero político en base a una movida casi de defensa propia: distanciarse de las dos usinas con mayor carga de emisiones tóxicas.
¿Está la Argentina transitando su propio calvario a la espera de renacer cual Ave Fénix de sus cenizas? Para meditar en tiempos de Pascua.
Asimilar la bicontinentalidad no significa simplemente reeditar los tradicionales mapas de la República, pasando de aquél con el pequeño triángulo antártico, a la nueva proyección equitativa que representa la extensión total del territorio.
El presidente mostró sus dos caras en la apertura de sesiones, la moderada y autoelogiosa por un lado y la confrontativa y vehemente por el otro.
Alberto Fernández convocó a una mesa política para definir las reglas electorales y explotan las lecturas sobre las tensiones internas de la coalición de gobierno.
No importa mucho la constitución de una mesa política si uno de los actores de peso quiera bajarle el precio y obstaculizar la toma de decisiones.
El presidente vive en la irrelevancia que le dicta su baja probabilidad de alcanzar un segundo mandato, mientras sufre tensiones internas por su sucesión.
Larreta se vuelve más halcón para sobrellevar la embestida del oficialismo mientras que gana centralidad en el espacio opositor.
Cristina amaga con borrarse de la competencia electoral alegando a la épica de la prohibición al peronismo pero dejando un espacio a la "esperanza".
El Poder Ejecutivo pretende desconocer la cautelar de la Corte Suprema mientras Larreta amenaza con denunciar al presidente por sedición y se le complica cumplir con su promesa.
El gobierno nacional parece estar vivo y muerto a la vez, con un año de mandato por delante pero casi carente de posibilidades para su continuidad.
Todas sus recientes propuestas apuntan a restringir la actividad política, la participación ciudadana y a modificar las reglas de juego a poco de iniciarse un ciclo electoral
A las incertidumbres propias de la gestión al Frente de Todos se le suman el no tener un candidato atractivo y estar atrapado en un juego sin salida.
La administración Fernández está indicando a norteamericanos y europeos que sus conflictos con Rusia y China no van a alterar la decisión de Argentina de proveer alimentos y energía.
Sergio Massa asume como superministro, con un Presidente y una vice debilitados, en lo que busca ser una nueva etapa para el gobierno del Frente de Todos.
La entrada de Sergio Massa será interpretada como un intento de salir del impasse que caracterizó a un presidente que sobrevivió sin gobernar o, mejor dicho, que para sobrevivir tuvo que no gobernar.
Estamos ante una crisis económica con consecuencias políticas, y no al revés.