Panorama No hay inocentes
¿Quién de las fuerzas del cielo puede hablar con las ratas? Así estamos. No hay inocentes.
mar 23 Abr
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Economista
Lic. en Economía Política UBA - Post Grado en Econometría ULB (Bélgica)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Español
¿Quién de las fuerzas del cielo puede hablar con las ratas? Así estamos. No hay inocentes.
Para Milei (religioso) y Caputo (que se acompaña con una estatuilla de la Virgen María) la "compasión", que inspira a la civilización occidental judeocristiana, no forma parte de sus diseños de política económica. Motosierra y licuadora no son herramientas de la solidaridad.
La caída de la actividad económica ya es alarmante. Claro que la inflación bajará. La disminuirá la recesión y el ejército de desesperados que no generan demanda sino que demandan sobras que, por ahora, no tienen precio y por eso "desinflacionan". ¿No la ven?
En materia política nacional, Milei ha generado conflictos con todas las provincias, sus gobernadores e intendentes. Está poniendo a "la Nación" como una entidad distante de las provincias que la componen. Es que ha puesto a la "política" en suspenso.
No hemos logrado escapar de la amenaza del "autoritarismo": "la política", en 40 años, no ha sido capaz de construir la cultura del consenso.
La puerta se abrirá el 20 de noviembre. ¿Dónde iremos?
Esta noche de la inteligencia y los valores que vivimos en la política también va a pasar. Por eso soy optimista.
Los hechos demostraron que la Bullrich no era la mejor candidata posible para un espacio que no tenía otro lugar político que "el centro". Hizo una campaña fijada en el pasado que la instalaba en reversa. Nada dijo que convidara al futuro.
La Nación es la construcción de un proyecto de vida en común y "la política" es tener ideas claras de cómo construir ese proyecto "desde el Estado". Hasta ahora ningún candidato ofrece un proyecto sugestivo con la garantía que en el camino la pobreza va a disminuir drásticamente.
Tal vez el ocaso de los peronistas sea la condición necesaria, aunque no la suficiente, para que Argentina descubra -con otro nombre- que la única manera de dar trabajo y casa, la dignidad de cada argentino, es comprender que el mundo ha retornado a la política industrial.
Al menos para los que creemos que la "sociedad existe" y que "el bien común" existe y que ambos enmarcan la navegación hacia el Estado de Bienestar. Inspirarse en el nuevo paradigma de J. Biden sería abrir un poco la cabeza y cerrar el odio rastrero que nos agota.
No es un juego de palabras. Se puede “tener” el poder pero, si al mismo tiempo no se tiene autoridad, “no se puede” ejercer el poder